Jueves 4 Enero
Tiempo de Navidad/2° Salterio 20 Semana. Tomo I
Santos Genoveva Torres vg, Zedíslava de Lemberk mf,
Salterio 2° Semana. Tomo I
Isabel Ana Seton mf. Beato Manuel González ob
*Papa Francisco: Estaba pensando mientras bajaba a hacer esta grabación, qué os iba a decir. "Que hagáis lío", ya os lo dije. "Que no le tengáis miedo a nada", ya os lo dije. "Que seáis libres", ya os lo dije. Entonces me vino a la mente la figura de algunos jóvenes del Evangelio. Algunos jóvenes que se cruzaron con Jesús o de los cuales habló Jesús. Quizá pueda ayudar. Si os sirve, asumidlo, si no os sirve, tiradlo. Pensé en los jóvenes Apóstoles, pensé en el joven rico, pensé en el joven que se fue a buscar nueva vida con la herencia de su padre, pensé en el joven muerto. Los Apóstoles eran jóvenes, unos no tanto, otros sí. Juan era un muchachito. Y quedaron conmovidos por la figura de Jesús, entusiasmados, con ese estupor que produce cuando uno se encuentra con Jesús. Y van corriendo y le dicen a los amigos: "¡Hemos encontrado al Mesías!".
Estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: «Este es el Cordero de Dios». Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: «¿Qué buscáis?». Ellos le contestaron: «Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?». Él les dijo: «Venid y lo veréis». Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».
1Juan 3,7-10; Salmo 97,1-2.7-9 • JUAN 1,35-42
JESÚS, ante la prontitud de los discípulos de Juan Bautista para seguirte, salta a la vista el interrogante: ¿Qué vieron en ti Andrés y Juan, y luego Pedro y Santiago, para decidir a la primera irse contigo a las cuatro de la tarde de aquel bendito día? ¿Cómo era tu mirada que los fascinó? Cuando Juan tenía casi cien años, recordaba con una precisión exacta el día y la hora de su encuentro contigo: serían las cuatro de la tarde. Yo puedo encontrarme íntimamente contigo cada día: en la Eucaristía tú te entregas a mí en cuerpo, alma y divinidad. ¡Ah, si mi unión contigo y mi vivir en ti fueran con un entusiasmo y una fidelidad parecidos a los de Andrés y Juan! "Sed misericordiosos como vuestro Padre" (Lucas 6,36).(Sigue tu oración personal).
DESDE CULTIVARSE ES CRECER OS DESEAMOS UNOS FELICES REYES