Cuaresma/1° Salterio 1ª Semana. Tomo II
MARTES 16 FEBRERO
Santos Elías y co rus, Juliana vg taz
Beato José Allamano pb
Papa Francisco: [No nos dejes caer en la tentación]. Después de las tentaciones en el desierto, cuando Jesús fue tentado por el diablo, se dice que el demonio lo dejó por un tiempo, pero durante la vida de Jesús volvía y volvía: cuando lo ponían a prueba, cuando le tendían trampas, en la Pasión, hasta en la Cruz. Pero si tú eres Hijo de Dios, ven, ven a nosotros. . . Es necesario cuidar nuestro corazón, donde habita el Espíritu Santo, para que no entren otros espíritus. Cuidar nuestro corazón como se cuida una casa, con llave. El examen de conciencia es una gracia, porque custodiar nuestro corazón es custodia! el Espíritu Santo, que está dentro de nosotros. Los diablos vuelven, siempre. Y para que no entren los demonios es necesario saber recogerse, es decir, estar en silencio delante de uno mismo y delante de Dios, y al final de la jornada preguntarse: ¿Qué ha sucedido hoy en mi corazón? ¿Ha entrado alguien que no conozco? ¿La llave está en su sitio? Esta reflexión nos ayudará a defendernos de muchas maldades.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho, les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe Io que os hace falta antes de que lo pidáis.Vosotros rezad así: Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu volunta( en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que no han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno. Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».
ORACIÓN:
Isaías 55,10-11; Salmo 33,4-7.16-19 • MATEO 6,7-1
CRISTO, gracias por enseñarnos a orar con esa insuperable oración, que tanto agrada a nuestro Padre y nos hace sentirnos hermanos. Esta fraternidad quieres subrayarla en el único comentario que haces al Padrenuestro: perdónanos como nosotros perdonamos. Sin perdón y reconciliación no hay misericordia. Y sin misericordia no hay vida cristiana, ¡Venga a mi vida tu reino, hágase en mí tu voluntad! (Sigue tu oración personal).