sábado, 10 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 09/03/2018




Cuaresma/4° '.Salterio4° Semana. Tomo II
Viernes 9 Marzo










Santos FRANCISCA ROMANA rl,
Paciano ob, Bruno ob








Papa Francisco: [Quien escucha mi palabra y cree. . .]. El Señor Jesucristo, Verbo de Dios encarnado y divino Maestro que abrió la mente y el corazón de sus discípulos a la inteligencia de las Escrituras (cf. Lc 24,45), guíe y sostenga siempre vuestra actividad. Que la Virgen María, modelo de docilidad y obediencia a la Palabra de Dios, os enseñe a acoger plenamente la riqueza inagotable de la Sagrada Escritura.

PALABRA:
Los judíos tenían ganas de matar a Jesús: porque no solo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: «Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo envió. Os lo aseguro Quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado también al Hijo el disponer de la vida.y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz; los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.Yo no puedo hacer nada por mi mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino  la voluntad del que me envió».


ORACIÓN:
Isaías 49,8-15; Salmo 144,8-9.13-14.17-18 • JUAN 5,18-30
CRISTO, te agradezco la vida que me das como primer signo de la Misericordia que me tienes. Yo quiero honrarte con todas mis fuerzas, escuchar tu palabra cada día y creer firmemente en ti y en el Padre que te envió a salvarme. (Sigue tu oración personal).











viernes, 9 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 08/03/2018





Cuaresma/4° Salterio4° Semana. Tomo II
Jueves (ML) 8 Marzo










Santos JUAN DE DIOS rl, Veremundo ab, Félix ob. 
Beatos Faustino Míguez pb, José Olallo Valdés rl








Papa Francisco: El pasaje del Evangelio de san Juan (5,1-16) es la historia del hombre paralítico que estaba con otros muchos enfermos junto a la piscina en Jerusalén esperando ser curado. Y, así, cuando «Jesús vio a ese hombre le preguntó: ¿quieres quedar sano?». Su respuesta está preparada: «Claro, Señor, estoy aquí para esto. Pero no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua se agita. Mientras estoy llegando al lugar, otro baja antes que yo». La reacción de Jesús es una orden: «Levántate, toma tu camilla, y echa a andar». Y el hombre fue curado. En su forma de hablar hay un tono de lamento: está resignado pero también amargado. Una actitud que hace pensar también en muchos católicos sin entusiasmo y amargados que se repiten a sí mismos: "Yo voy a misa todos los domingos pero es mejor no comprometerse. Yo tengo fe para mi salud, pero no siento la necesidad de darla a otro: cada uno en su casa, tranquilo": es mejor no implicarse. Jesús primero cura al enfermo y luego lo invita «a no pecar más». Es precisamente este el camino cristiano, la senda del 
celo apostólico para acercarnos a las numerosas personas heridas en este "hospital de campaña" que es la Iglesia.




PALABRA:
Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo,  Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados  muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado».Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar».Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado, y los judío dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla». Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho Toma tu camilla y echa a andar». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor». Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.




ORACIÓN:
Ezequiel 47,1-9.12; Salmo 45,2-9 • JUAN 5,2-3a.5-I6
CRISTO, cuando yo estaba enfermo y tullido por mis pecados, me has sanado con el perdón en el sacramento de la reconciliación. Escucho tu consejo: Has quedado sano, no peques más, no sea que te ocurra algo peor  He sido y soy curado por la fe, nacida y alentada por tu Misericordia.(Sigue tu oración personal).







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