lunes, 26 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 25/03/2018 COMIENZO DE LA SEMANA SANTA

hola amigos, el post de hoy tiene incorporado un fondo musical.Si usted no desea escucharlo, por favor vaya a la zona inferior del texto y pare el vídeo.Si para usted ha sido un agravio, le pido disculpas.saludos y disfruten de la lectura. nota: no se suele añadir fondo musical pero por ser la lectura del día de hoy, algo extensa,hemos optado por añadir música acorde a lo que significa el día de hoy para muchos de nosotros.  


Papa Francisco: Cuando dirigimos la mirada a la cruz donde Jesús estuvo clavado, contemplamos el signo del amor, del amor infinito de Dios por cada uno de nosotros y la raíz de nuestra salvación. De esa cruz brota la misericordia del Padre, que abraza al mundo entero. Por medio de la cuz de Cristo ha sido vencido el maligno, ha sido derrotada la muerte, se nos ha dado la vida, devuelto la esperanza. La cruz de Jesús es nuestra única esperanza verdadera. Por eso la Iglesia «exalta» la Santa Cruz y también por eso nosotros, los cristianos, bendecimos con el signo de la cruz. En otras palabras, no exaltamos las cruces, sino la cruz gloriosa de Jesús, signo del amor inmenso de Dios, signo de nuestra salvación y camino hacia la Resurrección. Y esta es nuestra esperanza. En el Calvario, al pie de la cruz, estaba la Virgen María. A ella encomiendo el presente y el futuro de la Iglesia, para que todos sepamos siempre descubrir y acoger el mensaje de amor y de salvación de la cruz de Jesús.

PALABRA :
• Isaías 52,13 — 53,12: Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano; así asombrará a muchos pueblos: ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor? Creció en su presencia, como un brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente despreciado y evitado por los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros; despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable vino sobre él, sus cicatrices nos curaron.Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abria la boca; como un cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron ¿Quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malhechores; porque murió con los malvados, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Señor quiere prosperará por sus manos. A causa de los trabajos de su alma, verá y se hartará; con lo aprendido, mi siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos; porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los  pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores. 






Salmo 30,2.6.12-17.25: Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.






Hebreos 4,14-16; 5,7-9: Mantengamos la confesión de la fe ya que tenemos un Sumo Sacerdote que ha atravesado el cielo —Jesús, el Hijo de Dios-, No tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo, igual que nosotros, menos en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, para alcanzar ¡misericordia y encontrar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su Angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que obedecen en autor de salvación eterna.
JUAN 18, I — 19,42: PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO1 SEGÚN SAN JUAN. 
Salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles,antorchas y armas, Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó «¿ A quién buscáis?». Le contestaron: «A Jesús, el Nazareno». ' . Yo soy». Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez: «¿ A quién buscáis?». Ellos dijeron: «A Jesús, el Nazareno». Jesús contestó: Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a estos».Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste». Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «Mete la espada en la vaina El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?».

Llevaron a Jesús ante Anás y Caifás. Negaciones de Pedro
La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo». Simón Pedro otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?». Él dijo: «No lo soy». Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban.También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús 
acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó: «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo». Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaba allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo «¿Así contestas al sumo sacerdote?». Jesús respondió: «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿ por qué me pegas?». Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?». Él lo negó, diciendo: «No lo soy». Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo: «¿No te he visto yo con él en el huerto?». Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo.

Mi reino no es de este mundo
Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato fuera, adonde estaban ellos, y dijo: «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?». Le contestaron: «Si este no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley». Los judíos le dijeron: «No estamos autorizados para dar muerte a nadie».Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a jesús y le dijo: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?». Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Conque, tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de verdad escucha mi voz». Pilato le dijo: «y, ¿qué es la verdad?». Dicho esto, salió otra vez a donde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en Él  ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad.  ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».Volvieron a gritar: «A ese no, a Barrabás». El tal Barrabás era un bandido.


Salve, rey de los judíos! ¡Crucifícalo!
Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar.Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían: «¡Salve, rey de los Judíos.« Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo: «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa».  Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color púrpura. Pilato les dijo: «Aquí lo tenéis». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y
gritaron: «¡Crucificalo, crucificalo!». Pilato les dijo: «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él». Los judíos le contestaron: «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios». Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús: «¿De donde eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta.Y Pilato le dijo: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?. Jesús le contestó: «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor». Desde este momento Pilato trataba de soltarlo pero los judíos gritaban: «Si sueltas a ese, no eres amigo del César.Todo el que declara rey está contra el César». Pilato entonces, al oír estas palabra sacó fuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman «el Enlosado» (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía.Y dijo Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro rey». Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera; crucificalo!». Pilato les dijo: «¿A vuestro rey voy a crucificar?». Contestaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que al César». Entonces se lo entregó para que lo crucificaran.



Crucifixión. Ahí tienes a tu madre. "Entregó el espíritu"
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús.Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Soy el rey de los judíos"». Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está». 
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tornaron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica costura, sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo.Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. 
Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: «Tengo sed». Había allí un jarro lleno de vinagre.Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caño de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: « Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.




Y al punto salió sangre y agua. Sepultura
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. 
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la Ianza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: « Miraran al que atravesaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe.Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un  huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía.Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
















ORACIÓN:
CRISTO JESÚS, tu pasión y tu muerte son la prueba más palpable de la inmensa Misericordia que tienes conmigo. No quiero acostumbrarme a los relatos evangélicos: quiero leerlos con ojos nuevos y escucharlos con oídos nuevos. Déjame que me quede contemplándote con tu Madre al pie de la cruz, desde la que has vencido a mis enemigos: el pecado y la muerte, y me das, desde tus clavos, la libertad de los hijos de Dios. (Sigue tu oración personal).









domingo, 25 de marzo de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 24/03/2018





Sábado (SO) 24 Marzo




Santa Catalina de Suecia vg.
Beato Diego José de Cádiz pb
SANTO TRIDUO PASCUAL








Papa Francisco: Jesús es el más importante y lava los pies porque, entre nosotros, el que está más en alto debe estar al servicio de los otros. Y esto es un símbolo, es un signo, ¿no? Lavar los pies es: «Yo estoy a tu servicio». Y también nosotros, entre nosotros, no es que debamos lavarnos los pies todos los días los unos a los otros, pero entonces, ¿qué significa? Que debemos ayudarnos, los unos a los otros. A veces estoy enfadado con uno, o con una... pero... olvídalo, olvídalo, y si te pide un favor, hazlo. Ayudarse unos a otros: esto es lo que Jesús nos enseña y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazón porque es mi deber. Pero es un deber que viene del corazón: lo amo. Amo esto y amo hacerlo porque el Señor así me lo ha enseñado.



PALABRA:
Éxodo 12,1-8.11-14: Dijo el Señor a Moisés y Aarón en tierra de Egipto: «Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: el diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo,,,que se junte con el vecino de casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año, cordero o cabrito. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de Israel lo matará al atardecer. Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo hayáis comido. Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis  panes sin fermentar y verduras amargas.Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.Yo pasaré esa noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos del país de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto.Yo, el Señor. La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera al país de Egipto. Este día será para vosotros memorable, en el celebraréis la fiesta del Señor, ley perpetua para todas las generaciones».


Salmo 115,12-18: El cáliz de la bendición es comunión con la sangre de Cristo.










Corintios 11,23-26: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mia. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que bebáis, en memoria mía. Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

JUAN 13,1-15: Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando, ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas Iscariote, el de Simón, que lo entregara, y Jesús sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándolos con la toalla que se había ceñido. Llegó a Simón Pedro, y este le dijo: «Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?». Jesús le replicó: «Lo que yo hago tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde». Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás».Jesús le contestó: «Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo». Simón Pedro le dijo: «Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza».Jesús le dijo: «Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos». Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios». Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?Vosotros me llamaís el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis».

ORACIÓN:
CRISTO JESÚS, ¡qué grande es tu Misericordia! Gracias, por tu gesto de amor y humildad, lavando los pies de tus discípulos; gracias, por tu amor hasta el extremo y por el mandamiento nuevo del amor fraterno; gracias, por el sacramento de la Eucaristía, que te hace realmente presente en medio de nosotros; gracias, por el sacramento del Orden sacerdotal que otorgas a tus elegidos. ¡Santifícalos en la verdad! (Sigue tu oración personal).











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