Jueves DE LA OCTAVA DE PASCUA
29 Marzo
Santos Eustasio ob, Guillermo Tempier ob, Ludolfo ob
Papa Francisco: Dejemos que el asombro gozoso de Pascua se irradie en los pensamientos, en las miradas, en las actitudes, en los gestos y en las palabras... ¡Ojalá fuésemos así de luminosos!
PALABRA:
Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaban: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella les contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?».
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». ¡Ella se vuelve y le dice: «¡Rabboni!», que significa «¡Maestro!». Jesús le dice: «Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro"». María Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al señor y ha dicho esto».
ORACIÓN:
Hechos 2,36-41; Salmo 32,4-5.18-22 • JUAN 20,11-18
JESUCRISTO RESUCITADO, tu ausencia es causa de tristeza para quienes te queremos, como María Magdalena. Pero ya lo dijiste: La tristeza se convertirá en gozo. Tú estás vivo, estás a mi lado y me llamas por mi nombre. ¡Gracias, Señor, tu Misericordia infinita y tu voz alientan mi fe y mi gozo! (Sigue tu oración personal).