Tiempo Pascual ABRIL TomoII
DOMINGO DE LA OCTAVA DE PASCUA
1 ABRIL
Santos María Egipcíaca er, Nuño Alvares rl, Celso ob,
Hugo ob, Venancio ob mr. Beato Juan Bretton pf mr
Papa Francisco: ¡¡Es el Señor!]. Esta semana es la semana de la alegría: celebramos la Resurrección de Jesús. Es una alegría auténtica, profunda, basada en la certeza que Cristo resucitado ya no muere más, sino que está vivo y operante en la Iglesia y en el mundo. Tal certeza habita en el corazón de los creyentes desde esa mañana de Pascua, cuando las mujeres fueron al sepulcro de Jesús y los ángeles les dijeron: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?». Estas palabras son como una piedra miliar en la historia; pero también una «piedra de tropiezo», si no nos abrimos a la Buena Noticia si pensamos que causa menos molestias un Jesús muerto que un Jesús vivo.
PALABRA:
Simón Pedro dice [a Tomás, Natanael, los Zebedeos y otros dos]: «Me voy a pescar». Ellos contestan: «Vamos también nosotros contigo». Saliero y se embarcaron; y aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces.Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros remolcando la red con los peces.Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de pescar». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres.Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos.
ORACIÓN:
Hechos 4,1-12; Salmo 117,1-4.22-27 • JUAN 21 3-14
JESUCRISTO RESUCITADO, vas y vienes, subes al Padre y bajas al lado de los discípulos cuando menos lo esperan y más te necesitan. Les llevas y me traes tu Misericordia: sin ti, nada podían y nada puedo. Con Juan, grito de gozo: ¡Es el Señor! Tú eres mi Señor -yo quiero que domines mi vida- y mi Dios. Lo proclamo exultante, lleno de fe. (Sigue tu oración personal).