miércoles, 11 de abril de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 10/04/2018

Tiempo Pascual/3° Salterio 3° Semana. Tomo II
Domingo 10 Abril



Santos Miguel de los Santos pb, Terencio y co mrs,
Magdalena de Canosa vg, Beda tnj


Papa Francisco: Quisiera detenerme en los Hechos de los Apóstoles que se lee en la Liturgia de este tercer Domingo de Pascua. Los sumos sacerdotes y los jefes de la ciudad hicieron encarcelar a los Apóstoles, ordenándoles que no enseñaran más en su nombre. Pero Pedro y los otros Once respondieron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús... ». Entonces hicieron flagelar a los Apóstoles y les ordenaron nuevamente que no hablaran más en el nombre de Jesús. Y ellos se marcharon, «contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús». ¿De dónde les venía la alegría y la valentía del anuncio, a pesar de los obstáculos y las violencias? Cuando una persona conoce verdaderamente a Jesucristo y cree en Él, experimenta su presencia en la vida y la fuerza de su Resurrección, y no puede dejar de comunicar esta experiencia. Y si esta persona encuentra incomprensiones o adversidades, se comporta como Jesús en su Pasión: responde con el amor y la fuerza de la verdad.



PALABRA:
Hechos 5,27b-32.40b-41: El sumo sacerdote interrogó a los apóstoles y les dijo: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en  nombre de ese? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre». Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús a quien vosotros matasteis colgándole de un madero. La diestra de Dios lo exaltó haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen». Prohibieron a los apóstoles hablar en nombre de Jesús y los soltaron. Los apóstoles salieron del Consejo, contentos de haber merecido aquel ultraje por el nombre de Jesús.





Salmo 29,2-6.11-13: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.






Apocalipsis 5,11-14:Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles; eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza».Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar —todo lo que hay en ellos—, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos
de los siglos».Y los cuatro vivientes respondían: «Amén».Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

JUAN 21,3-19: Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Simón Pedro dice [a Tomás, Natanael, los Zebedeos y dos más]: «Me voy a pescar». Ellos contestaban: «Vamos también nosotros contigo». Salieron y se embarcaron; y aquella noche no pescaron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice: «Muchachos, ¿tenéis pescado?». Ellos contestaron: «No». Él les dice: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces.Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: «Es el Señor». Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces.Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: «Traed de los peces que acabáis de pescar». Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres.Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Vamos, almorzad». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero».Jesús le dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». El le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». El le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas.Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».

ORACIÓN:
JESUCRISTO, Pedro te negó tres veces, yo miles de veces. Creo en tu Misericordia, y te digo: Señor, tú sabes que te quiero, y que quiero amarte sobre todas las cosas. Todo es posible al que tiene fe. (Sigue tu oracion personal).





















martes, 10 de abril de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 09/04/2018

Tiempo Pascual/2° Salterio II Semana. Tomo II
LUNES 09/ABRIL



Santos Casilda vg, Hugo ob, Liborio ob, Máximo ob


Papa Francisco: La gracia contenida en los Sacramentos pascuales es un potencial de renovación enorme para la existencia personal, para la vida de las familias, para las relaciones sociales. Pero todo esto pasa a través del corazón humano: si yo me dejo alcanzar por la gracia de Cristo resucitado, si le permito cambiarme en ese aspecto mío que no es bueno, que puede hacerme mal a mí y a los demás, permito que la victoria de Cristo se afirme en mi vida, que se ensanche su acción benéfica. ¡Este es el poder de la gracia! Sin la gracia no podemos hacer nada. ¡Sin la gracia no podemos hacer nada! Y con la gracia del Bautismo y de la Comunión eucarística puedo llegar a ser instrumento de la misericordia de Dios, de la bella misericordia de Dios.


PALABRA:
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra enseguida, en el sitio a donde iban.

ORACIÓN:
Hechos 6,1-7; Salmo 32,1-5.18-19 • JUAN 6,16-21
JESUCRISTO, caminas sobre las aguas, pisoteas la muerte de la que has triunfado, y me tu has hecho partícipe de tu triunfo. Por eso acojo con inmenso gozo tu palabra: Soy yo, "no temas". No tengo miedo, tu Misericordia me acompaña. (Sigue tu oración personal).






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