Tiempo Pascual/7° Salterio 3° Semana. Tomo II
Domingo 13 Mayo
Ntra. Sra. de Fátima. Santos Pedro Nolasco pb,
Pedro Regalado pb, Inés de Poitiers ab
Papa Francisco: A mí siempre me ha impresionado cómo termina este diálogo entre Jesús y Pedro: «¡Sígueme!» (In 21,19). la última palabra. Pedro había pasado por muchos estados de ánimo, en ese momento: la vergüenza, porque se acordaba de las tres veces que había negado a Jesús, y luego un poco de turbación, no sabía cómo responder, y después la paz, se quedó tranquilo, con ese «¡Sígueme!». Pero más tarde llegó el tentador otra vez, la tentación de la curiosidad: «Dime, Señor, y de este [el apóstol Juan] ¿qué puedes decirme? ¿Qué pasará con este?». «A ti no te importa. Tú, sígueme». Ese seguir a Jesús: ¡esto es importante! Es más importante para nosotros.
PALABRA:
Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le
dice: «Apacienta mis corderos». Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas a donde querías, pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras». Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
ORACIÓN:
Hechos 25,13-21; Salmo 102,1-2.11-12.19-20 • JUAN 21,15-19
JESUCRISTO, tú sabes que te quiero. Es verdad, como Pedro reconozco que te he negado, te he sido infiel. Pero ¡es tanto lo que has hecho por atraerme a ti y ser mi Amigo, que, si quiero seguir amándote siempre, no serás tú quien me retire tu amor: así habrá amistad indestructible entre nosotros! Que mi actitud jamás pueda acercarse al orgullo de Judas, que llegó a pensar que su pecado era más grande que tu misericordia y tu poder. Como Pedro, te niego tres y más veces, pero como él confieso que te quiero, que te amo, tú sabes que te quiero. (Sigue tu oración personal).