Tiempo Ordinario/8° Salterio 4« Semana. Tomo III»
Jueves 24 Mayo
María Auxiliadora. Santos Vicente de Lérins pb mj,
Simeón Estulta pb er,Juana mujer de Cusa NT,
Traslación de Santo Domingo
Papa Francisco: Jesús había terminado de hablar del peligro de las riquezas, de lo difícil que era que un rico entrara en el reino de los cielos. Y Pedro le hace esta pregunta: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos va a tocar?». Jesús es generoso y comienza a decir a Pedro: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más...». Quizá pensaba Pedro: «Esta es una bella actividad comercial, ir detrás de Jesús nos hace ganar mucho, cien veces más». Pero Jesús añade tres palabritas: «Junto con persecuciones». Y después, la vida eterna. Viene a decirle: «Sí, vosotros lo habéis dejado todo y recibiréis en la tierra muchas cosas, pero con la persecución». Es como una ensalada con el aceite de la persecución. Esta es la ganancia del cristiano y este es el camino para el que quiere andar siguiendo a Jesús. Porque es el camino que Él hizo: Él fue perseguido.
PALABRA:
Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones—, y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos,.. primeros».
ORACIÓN:
1Pedro 1,10-16; Salmo 97,1-4 • MARCOS 10,28-31
SEÑOR, ¿qué importa si era poco o mucho lo que dejó cada uno de los Doce? Te importa, y mucho, su total desprendimiento. Todos tenían su familia, de la que alguno era el cabeza, todos tenían su trabajo más o menos considerado, algunos tenían su casa propia y su barca con sus redes... "Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". Fueron generosos, confiados y valientes. Pero tú no te dejas ganar en generosidad: les prometes cien veces más con persecuciones, como su Maestro- y la vida eterna. Qué me diria cualquiera de ellos si pudiera mandarles un WhatsApp preguntándoles: ¿Merece la pena, merece la alegría? No me hace falta preguntarles nada. Son testigos de tu Misericordia: ya conozco la respuesta, que hago mía a tu lado. (Sigue tu oración personal).
Muchos primeros serán últimos,
y muchos últimos primeros.