Tiempo Ordinario/8° Salterio 4° Semana. Tomo III
Martes 29/05/2016
Santos Justo de Urgel ob, Germán de París oh,
Guillermo mj
Papa Francisco: ¿Con qué autoridad haces esto? ¿Por qué Jesús constituía un problema? No es porque hiciera milagros. Ni porque predicara y hablara de la libertad del pueblo. El problema que escandalizaba a esta gente era aquello que los demonios gritaban a Jesús: "Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el santo. Esto, esto es el centro». Lo que escandaliza de Jesús es su naturaleza de Dios encarnado. Y como a Él, también a nosotros nos tienden trampas en la vida; lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la encarnación del Verbo. También ahora oímos decir a menudo:" Vosotros, cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, sensatas, no seáis tan rígidos». Detrás, en realidad, está la petición de no anunciar que «Dios se hizo hombre», porque la encarnación del Verbo es el escándalo Si nosotros nos convertimos en cristianos sensatos, cristianos sociales, de beneficencia solamente, ¿cuál será la consecuencia? Que no tendremos jamás mártires. Cuando afirmamos que el Hijo de Dios vino y se hizo carne, cuando predicamos el escándalo de la cruz, vendrán las persecuciones, vendrá la cruz.
PALABRA:
Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntaron: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?». Jesús les respondió «Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto: El bautismo de Juan ¿era cosa de Dios o de los hombres? Contestadme». Se pusieron a deliberar: «Si decimos que de Dios, dirá: "¿Y por qué no le habéis creído?". Pero como digamos que es de los hombres...». (Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).Y respondieron a Jesús «No sabemos». Jesús les replicó: «Pues tampoco yo os digo con que autoridad hago esto».
ORACIÓN:
Judas 17.20b-25; Salmo 62,2-6 • MARCOS 11,27- 33
SEÑOR, es admirable tu sabiduría en tantos momentos de tu vida como el que hoy nos evoca el Evangelio: no hay quien te haga caer en la trampa de la dialéctica humana. Pero tu respuesta nunca es para vencer, sino para que conozcan la verdad de tu autoridad y de la salvación que ofreces misericordiosamente a quien quiera escucharte con los oídos limpios y la mente y el corazón abiertos y sin prejuicios. (Sigue tu oración personal).