Tiempo Ordinario/10° salterio 2ª Semana. Tomo III
Miércoles 06 Junio
Santos NORBERTO ob, Bonifacia Rodríguez vg,
Rafael Guízar ob, Marcelino Champagnat pb,
Artemio y Paulina mrs
Papa Francisco: ¿Por qué hay personas que tienen el corazón cerrado a la salvación? Tenemos necesidad de la salvación, pero al mismo tiempo tenemos miedo, porque cuando el Señor viene para salvarnos debemos darlo todo, y en ese momento manda Él; y de esto tenemos miedo. Los hombres quieren mandar, quieren ser los dueños de ellos mismos. Y así la salvación no llega, la consolación del Espíritu no llega. Sólo la salvación que llega con la consolación del Espíritu nos hace libres: es la libertad que nace del Espíritu Santo que nos salva, nos consuela, nos da vida. Pero para comprender plenamente las Bienaventuranzas y lo que significa «ser pobres, ser mansos, ser misericordiosos» —cosas que no parece que nos conduzcan al éxito— es necesario custodiar el corazón abierto y haber gustado bien la consolación del Espíritu Santo que es salvación. La consolación es la presencia de Dios en nuestro corazón. Pero para que el Señor esté en nuestro corazón es necesario abrir la puerta.
PALABRA:
Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
ORACIÓN:
2Corintios 1,1-7; Salmo 33,2-9 • MATEO 5,1-12
SEÑOR, quien lea las bienaventuranzas por primera vez, seguramente quedará desconcertado, especialmente si subraya la primera parte de cada una: Bienaventurados los pobres, los sufridos, los que lloran, los sedientos de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz, los perseguidos, insultados, calumniados... Vamos, todos los que huirían de todo eso. Y sin embargo es tu vivo retrato y donde quieres que nos miremos los que te tenemos por nuestro Maestro y Señor. ¡Tan antagónicos son tus criterios y los del mundo! Yo quiero ser bienaventurado: en la tierra, con persecuciones; y en el cielo, como tú lo tengas preparado. Aun cuando hay expresiones que chirrían a los oídos humanos, yo sé que tú tienes palabras de vida eterna, sabiduría suprema y eres rico en Amor y Misericordia. (Sigue tu oración personal).