Tiempo Ordinario/ 10° Salterio 2° Semana. Tomo III
Jueves 07 Junio
Santos Antonio M.a Gianelli ob, Roberto ab, Pedro y co mrs.
Beata Ana de San Bartolomé vg
Papa Francisco: Jesús dice a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo». ¿Quiénes eran esos discípulos? Eran pescadores, gente sencilla... Pero Jesús les
mira con los ojos de Dios, y su afirmación se comprende precisamente como consecuencia de las Bienaventuranzas. Él quiere decir: si sois pobres de espíritu, si sois mansos, si sois puros de corazón, si sois misericordiosos... seréis la sal de la tierra y la luz del mundo. Para comprender mejor estas imágenes, tengamos presente que la Ley judía prescribía poner un poco de sal sobre cada ofrenda presentada a Dios, como signo de alianza. La luz, para Israel, era el símbolo de la revelación mesiánica que triunfa sobre las tinieblas del paganismo. Los cristianos, nuevo Israel, reciben, por lo tanto, una misión con respecto a todos los hombres: con la fe y la caridad pueden orientar, consagrar, hacer fecunda a la humanidad.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo.
No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo».
ORACIÓN:
1Reyes 17,7-16; Salmo 4,2-8 • MATEO 5,13-16
SEÑOR, con gran misericordia, te defines a ti y a tus discípulos: Yo soy/vosotros sois la luz del mundo. Y añades otra misión: la sal de la tierra. Es una llamada clara a la conversión. Cuántas veces pensamos que la misión de la Iglesia es hacer muchas cosas.
Aquí tú aseguras con plena autoridad que no se trata de hacer cosas, sino de servir al mundo como luz que alumbre y sal que sale. Con una simple cerilla durante un apagón del Metro, todos pueden ver dónde está la puerta para librarse de las tinieblas. Con un poco de sal es suficiente para que una gran olla de comida quede sazonada. ¡Pero ha de ser luz que ilumine y sal que sale ahí está la conversión! ¿Mi vida da luz a los que me rodean y buscan respuestas a sus interrogantes vitales? ¿Doy sabor a los sinsabores de la existencia de mis compañeros de trabajo Alejados de tu Iglesia? Responderé con mi oración personal. (Sigue tu oración personal).