Sábado 09 Junio
Santos EFRÉN di dc, José de Anchieta pb, Ricardo oh,
Columba ab. Beata Ana M.a Taigi nif
Papa Francisco: Jesús decía «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás". Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar por la cólera contra su hermano, lo mató en su corazón». Y quien _ insulta a su hermano, lo mata en su corazón; quien odia a su hermano, mata a su hermano en su corazón; quien critica a su hermano, lo mata en su corazón. Tal vez no nos damos cuenta de esto, y luego hablamos, «despachamos» a uno y a otro, criticamos esto y aquello... Y esto es matar al hermano. Por ello , es importante conocer qué hay dentro de mí, qué sucede en mi corazón. Si uno comprende a su hermano, a las personas, ama, porque perdona: comprende, perdona, es paciente... ¿Es amor o es odio? Todo esto debemos conocerlo bien. Y pedir al Señor dos gracias. La primera: conocer qué hay en mi corazón, para no engañarnos, para no vivir engañados. La segunda gracia: hacer el bien que está en nuestro corazón, y no hacer el mal que está en nuestro corazón.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se
dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo:Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto».
ORACIÓN:
1Reyes 18,41-46; Salmo 64,10-13 • MATEO 5,20-26
SEÑOR, frente al ojo por ojo de la venganza, tú propones —y practicas— la misericordia, la reconciliación, el perdón y el amor al enemigo. Entiendo, Señor, que la razón la tiene siempre el que más ama. Y yo quiero tener razón, yo quiero dejarme amar por ti y amarte a ti, y a los hermanos, y a los enemigos. (Sigue tu oración personal).