domingo, 1 de julio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA 30/06/2018






Tiempo Ordinario/13° salterio 1ªSemana. Tomo III
Sábado 30 Junio







Santos PROTOMÁRTIRES DE ROMA,
Marcial ob, Ladislao re, Adolfo ob


Papa Francisco: Podemos imitar la actitud de Jesús hacia los enfermos, enfermos de todo tipo: el Señor se preocupa por todos, comparte su sufrimiento y abre el corazón a la esperanza. Pienso también en todos los agentes sanitarios: ¡qué valioso trabajo realizan! Ellos encuentran cada día en los enfermos no sólo los cuerpos marcados por la fragilidad, sino personas, a quienes ofrecen atención y respuestas adecuadas. La dignidad de la persona no se reduce jamás a sus facultades o capacidades, y no 

disminuye cuando la persona misma es débil, inválida y necesita ayuda. Pienso también en las familias, donde es normal preocuparse por cuidar a quien está enfermo; pero a veces las situaciones pueden ser más pesadas...¡No tengáis miedo a la fragilidad! Ayudaos unos a otros con amor, y sentiréis la presencia consoladora de Dios. La actitud generosa y cristiana hacia los enfermos es sal de la tierra y luz del mundo.



PALABRA:
Subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. Le presentaron un paralítico, acostado en una camilla.Viendo la fe que 
tenían, dijo al paralítico: «¡Ánimo, hijo!, tus pecados están perdonados. Algunos de los escribas se dijeron: «Este blasfema». Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo: «¿Por qué pensáis mal? ¿Qué es más fácil decir: "Tus pecados están perdonados", o decir: "Levántate y anda"? Pues, para que Veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados - dijo dirigiéndose al paralítico-: "Ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa"». Se puso en pie, y se fue a su casa. Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

ORACIÓN:
Amós 7,10-17; Salmo 18,8-11 • MATEO 9,1-8
SEÑOR, aquí tienes a un incrédulo y paralítico. Incrédulo, porque exijo signos para creer que tú eres mi Dios, el que me salva de mis pecados y sus consecuencias. Paralítico, porque paradójicamente los calores del verano- que en el hemisferio norte llegan ahora con todas sus fuerzas-amenazan con congelar la vida del espíritu. Pero tengo tus palabras de perdón y de misión: Tus pecados están perdonados. Ponte en pie, toma tu camilla y vete. ¡Viva la misericordia de mi Señor! (Sigue tu oración personal)















viernes, 29 de junio de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES DÍA 28/06/2018




Tiempo Ordinario/13° Salterio 1° Semana. Tomo III
Jueves 28 Junio







Santos IRENEO DE LYON ob mr,
Argimiro mj mr, Pablo I pp, Lucía Wang-Cheng y co mrs



Papa Francisco: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!». La fe se eleva de las ruinas. La solida-edad 1  de todos en el momento de la prueba. ¿Por qué suceden estas cosas? No se puede explicar. -y, Cuando los niños no entienden las cosas comienzan a hacer preguntas al papá o a la mamá: Papá, ¿por qué?». En estos momentos de tanto sufrimiento no os canséis de decir: «¿Por qué?» como los niños... Y así atraeréis la mirada de vuestro Padre sobre vuestro pueblo; atraeréis la ternura del Padre del cielo sobre vosotros.



PALABRA:
Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!». Él les dijo: «¡Cobardes! ;Qué poca fe!». Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!».


ORACIÓN:
Amós 3,1-8. 11-12; Salmo 5,5-8 • MATEO 8,23-27 
SEÑOR, ¡hasta el viento y el agua te obedecen! Esa fue la exclamación espontánea delos apóstoles que en el fondo confiaban en ti. Por eso te gritaron aterrados cuando no despertabas a pesar del temporal en el lago; ¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!. Tú les reprochas su cobardía y su falta de fe. Pero en tu corazón sabías que veían su vida en peligro, y que creían en tu poder. Aunque escuche palabras duras de tu boca, yo quiero contar contigo siempre, cuando esté en serios peligros y cuando disfrute de paz y bienestar. No puedo dudar de tu infinita Misericordia. Tú puedes hacerte el dormido en mi vida, pero jamás permitas que dude de tu presencia salvadora. (Sigue tu oración personal).
















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