Tiempo Ordinario/ 16° Salterio
4° Semana. Tomo III
Miércoles 18 Julio
Santos Arnulfo ob, Teodosia mj mr, Bruno ob,
Federico ob
Papa Francisco: [Aquí hay uno que es más que Jonás, más que Salomón: Jesús]. Jesús nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, allá en la vida eterna. Es lo que nos ofrece Jesús. Pero nos pide que paguemos la entrada. Y la entrada es que nos entrenemos para «estar en forma», para afrontar sin miedo todas las situaciones de la vida dando testimonio de nuestra fe. A través del diálogo con Él, la oración. ¿Yo rezo? Cada uno se contesta yo hablo con Jesús? O le tengo miedo al silencio. ¿Dejo que el Espíritu Santo hable en mi corazón? ¿Yo le pregunto a Jesús: Qué quieres que haga? ¿Qué quieres de mi vida?
PALABRA:
Algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: «Maestro, queremos ver un signo tuyo». Él les contestó: «Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará más signo que el del profeta Jonás.Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás. Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
ORACIÓN:
Miqueas 6,1-4.6-8; Salmo 49,5-9.16-17.21.23 • MATEO 12,38
SEÑOR, porque tú eres rico en Misericordia y compartes tu sabiduría y tu santidad con quienes quieren seguirte, no te reservas el monopolio de lo bueno. Y la historia, antes y después de tu paso por la tierra, ofrece ejemplos de personajes egregios, como Jonás y Salomón y tantos otros de Israel y de la Iglesia, nuevo Israel. Tú eres la sabiduría, tú eres la santidad, tú eres la verdad. Los demás tenemos, de esos y tantos otros altos valores, lo que tú nos regalas. ¡Nadie hay como tú! Te doy gracias por lo que me has dado y sigues otorgándome. Haz que no me apropie de esas cualidades como si fueran mías, sino que cumpla tu voluntad poniéndolas al servicio de los demás. (Sigue tu oración personal).
Maestro, queremos ver un signo tuyo.