SalterioSemana. Tomo III
Domingo 29 Julio
Santa MARTA NT,
Urbano II pp, Félix mr, Próspero mr
Papa Francisco: Lázaro estaba muerto desde hacía cuatro días, cuando llegó Jesús; y a las hermanas Marta y María les dijo palabras que se grabaron para siempre en la memoria de la comunidad cristiana. Dice así Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre» (In 11,25-26). Basados en esta Palabra del Señor, creemos que la vida de quien cree en Jesús y sigue sus mandamientos, después de la muerte será transformada en una vida nueva, plena e inmortal. Como Jesús, que resucitó con el propio cuerpo, pero no volvió a una vida terrena, así nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos, que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. Él nos espera junto al Padre, y la fuerza del Espíritu Santo, que lo resucitó, resucitará también a quien está unido a Él.
PALABRA:
Muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba
Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».
ORACIÓN:
Jeremías 26,1-9; Salmo 68,5.8-10.14 • JUAN 11,19-27
SEÑOR, tú eres el Señor de la Vida. Y los que creemos en ti, como Dios y Señor, esperamos de ti la resurrección y la vida eterna. Sólo tú has podido decir: "Yo soy la resurrección y la vida". Es lo que tienes reservado para los que, como Marta, te aclamamos como Mesías e Hijo de Dios. Gracias, Señor, por tu gran Misericordia y por esa esperanza que has puesto en mi corazón, y no quedaré defraudado.(Sigue tu oración personal).
yo soy la resurrección y la vida.