Tiempo Ordinario/22° Salterio 2° Semana. Tomo IV
Martes 28 Agosto
Santos AGUSTÍN ob dc,
Julián mr, Hermes mr, Alejandro ob
Papa Francisco: «Nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». Con estas palabras, que se han hecho célebres, san Agustín se dirige a Dios en las Confesiones, y en estas palabras está la síntesis de toda su vida. «Inquietud». Esta palabra me impresiona y me hace reflexionar. Desearía partir de una pregunta: ¿Qué inquietud fundamental vive Agustín en su vida? O tal vez debería decir más bien: ¿Qué inquietudes nos invita a suscitar y a mantener vivas en nuestra vida este gran hombre y santo? Propongo tres: la inquietud de la búsqueda espiritual, la inquietud del encuentro con Dios, la inquietud del amor.
PALABRA
⦁ Eclesiástico 3,17-18.20.28-29: Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas, y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios, y revela sus secretos a los humildes. No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta. El sabio aprecia las sentencias de los sabios, el oído atento a la sabiduría se alegrará.
⦁ Salmo 67,4-7.10-11: Preparaste, oh Dios, casa para los pobres.
⦁ Hebreos 12,18-19.22-24a: Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando.Vosotros os habéis acercado al monte Sion, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a la asamblea de innumerables ángeles, a la congregación de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús.
⦁ LUCAS 14,1.7-14: Entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a este". Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba". Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».Y dijo al que lo había invitado: «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos ni a tus hermanos ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado.
Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos».
ORACIÓN:
SEÑOR, entre la humildad y la misericordia estableces una relación vital. Me enseñas a estar en mi sitio —yo soy la nada más el pecado—, y a hacer el bien a tus predilectos, los más pobres, que no podrán pagármelo en esta vida. Quieres que viva con los pies en el suelo y el corazón en el cielo, como san Agustín, que descubrió la Verdad, después de tantear a oscuras lejos de ti, hasta que te encontró y exclamó: "Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón no descansará hasta que te encuentre a ti". (Sigue tu oración personal).