Tiempo Ordinario/25° Salterio 1° Semana. Tomo IV
Martes 18 Septiembre
Santos José de Cupertino pb, Ariadna mr, Sofía,
Domingo Trach pb mr, Ricarda re rl
Papa Francisco: [No podéis servir a Dios y al dinero]. Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar. Amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones... Y también nuestros pecados personales. Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Este es el bien que Jesús nos hace a todos en el trono de la cruz. La cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría de ser salvados.
PALABRA:
⦁ Amós 8,4-7: Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: «¿Cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado para ofrecer el grano?». Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
⦁ Salmo 112,1-8: Alabad al Señor, que alza al pobre.
⦁ 1 Timoteo 2,1-8: Te ruego, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en el mundo, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Esto es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: este es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de los paganos en fe y verdad. Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de ira y divisiones.
⦁ LUCAS 16,1-13: Dijo Jesús a sus discípulos: «Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza.Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió:"Cien barriles de aceite". Él le dijo:Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe "cincuenta". Luego dijo a otro:Y tú, ¿cuánto debes? Él contestó: "Cien fanegas de trigo". Le dijo: Aquí está tu recibo: escribe "ochenta".Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz».Y yo os digo: «Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».
SEÑOR, desearía que no se cumpliera en mi vida lo que dices de los hijos de este mundo, que son más astutos que los hijos de la luz. Tú eres mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? Tú eres la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? Contigo pondré en juego todas mis luces, para no dejarme vencer por la astucia de los hijos de este mundo, e iluminar a los demás con el testimonio de mi vida unida a ti por el amor y la misericordia. (Sigue tu oración personal).