domingo, 2 de diciembre de 2018

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO DÍA 02/12/2018





Salterio lª Semana. TomoI  Adviento/ 1°
Domingo 02 Diciembre




Santos Habacuc prof Bibiana mr, Silverio pp mr.
Beatos M.° Angela Astorch ab, Juan de Ruusbroeck pb




Papa Francisco: Hay una palabra contenida en el pasaje del Evangelio que nos hace pensar: el grito. Los ciegos, que seguían al Señor, gritaban para ser curados. También el ciego a la entrada de Jericó gritaba y los amigos del Señor querían hacerle callar. Pero ese hombre pidió una gracia al señor y la pidió gritando, como diciendo a Jesús: ¡Hazlo! ¡Yo tengo derecho a que tú hagas esto! El grito es aquí un signo de la oración. Así, Jesús nos enseña a rezar. Nosotros, habitualmente presentamos al Señor nuestra petición una, dos o tres veces, pero no con mucha fuerza: y luego me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo. Los ciegos de los que habla Mateo gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: ¡pedid!pero también nos dice: ¡llamad a la puerta! Y quien llama a la puerta hace ruido, incomoda, molesta. Precisamente estas son las palabras que Jesús usa para decirnos cómo debemos rezar. Los ciegos se sienten seguros de pedir al Señor la salud, de tal manera que el Señor pregunta: ¿Creéis que yo puedo hacer esto? Si señor. ¡Creemos! ¡Estamos seguros!






PALABRA:
Dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

ORACIÓN:
Isaías 29,17-24; Salmo 26,1.4.13-14 • MATEO 9,27-31
JESÚS, yo creo que tú puedes curar mi ceguera para que yo pueda verlo todo con los ojos de la fe. ¡Qué distintas ves tú a las personas, las cosas, los acontecimientos! Nos miras con amor, como a los dos ciegos que te seguían gritando. Para mí ese gritar es importunar. Para ti es la expresión de su necesidad, es confianza en tu amor y en tu poder. Por eso: Que os suceda conforme a vuestra fe. Yo creo que tú puedes aportarme una nueva visión de la vida, con más amor. Y todo cambia a mejor, no sólo para los demás, sino también para mí. (Sigue tu oración personal).

Que os suceda conforme a vuestra fe.
















CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA 01/12/2018








Salterio la Semana. Tomo I Adviento/ 1°
Sábado 01 Diciembre








Santos Nahún prof Florencia vg, Eligio ob,
Edmundo, Radulfo y Alejandro pbs mrs.
Beatos Juan deVercelli pb, Carlos de Foucauld pb



 Papa Francisco: En el pasaje evangélico de Mateo (7,21.24-27), el Señor dice que quien «escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca». Al fin de cuentas se trata de una ecuación matemática: conozco la Palabra, la pongo en práctica, estoy construido sobre roca. La cuestión esencial, sin embargo es: ¿cómo la llevo a la práctica? Aquí está el mensaje de Jesús: ponerla en práctica como se construye una casa sobre roca. Y a esta figura de la roca se refiere el Señor. La roca es Jesucristo, la roca es el Señor. Una palabra es fuerte, da vida, puede seguir adelante, puede tolerar todos los ataques si esta palabra tiene sus raíces en Jesucristo. En cambio, una palabra cristiana que no tiene sus raíces vitales, en la vida de una persona, en Jesucristo, es una palabra cristiana sin Cristo. Y las palabras cristianas sin Cristo engañan, hacen mal. Cuando las palabras cristianas no tienen a Cristo comienzan a ir por el camino de la locura. Que el Señor nos alcance esta gracia de la humildad de decir palabras con Jesucristo. Fundadas en Jesucristo.




PALABRA: 
Dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y
las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente».


ORACIÓN: 
Isaías 26,1-6; Salmo 117,1.8-9.19-21.25-27 • MATEO 7,21.24-27
JESÚS, no te valen palabras huecas que no respondan a una vida fundada sólidamente en ti. Si te invoco como Señor, he de ser tu siervo consecuente que hace lo que agrada a su Señor, que cumple la voluntad de Dios. De este modo, mi fe será como la casa del hombre prudente que edificó sobre la roca: esa roca eres tú, contra quien no pueden lluvias de promesas humanas, ríos desbordados de riquezas, ni vientos de novedades que amenazan la sólida vida cristiana. Tú me das esa fuerza para servirte con las obras de misericordia en favor de los más necesitados. (Sigue tu oración personal).

















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