FERIA MAYOR
LUNES 24 DICIEMBRE
Santos Antepasados de Jesús: Adán, Abrahán, Jacob,
David..., Delfín ob, Tarsila vg
MISA DE MEDIANOCHE
Papa Francisco: Por la entrañable misericordia de nuestro Dios. Lo esencial, según el Evangelio, es la misericordia. Lo esencial del Evangelio es la misericordia. Dios envió a su Hijo, Dios se hizo hombre para salvarnos, es decir para darnos su misericordia. Lo dice claramente Jesús al resumir su enseñanza para los discípulos: «Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso»
(Lc 6,36) ¿Puede existir un cristiano que no sea misericordioso? No. El cristiano necesariamente debe ser misericordioso, porque este es el centro del Evangelio. Y fiel a esta enseñanza, la Iglesia no puede más que repetir lo mismo a sus hijos: «Sed misericordiosos», como lo es el Padre, y como lo fue Jesús. Misericordia.
PALABRA:
Zacarías, padre de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».
ORACIÓN:
2Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16; Salmo 88,2-5.27.29 • LUCAS 1,67-7
JESÚS, lo que durante siglos esperó Israel se cumplió con tu Nacimiento en Belén. Lo que venimos anhelando durante el Adviento está a punto de cumplirse: hoy sé que vienes como Señor, y mañana contemplaré tu gloria. Que ninguna ocupación o preocupación aparte mi mente, mi corazón y mi vida de lo único importante de esta Navidad: tu, que vienes y me pides alojarte en mi corazón, en mi vida, para que libre de temor, arrancado de la mano de mis enemigos, te sirva con santidad y justicia, en tu presencia, todos mis días. (Sigue tu oración personal).