I del T.O.
1a del salterio
Heb 1,1-6 /Sa196 /
Mc 1,14-20
Domingo 13 Enero
Antonio Ma Pucci;
Benito Biscop;
Tatiana, Elredo de
Rielvaux
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio». Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Se pusieron a «seguir» a Jesús
Jesús comienza la predicación del reino, con una palabra fundamental: «convertíos», es decir, «cambiad de mentalidad y de vida». O lo que es lo mismo, tenemos que «ver la vida» como la vio Jesús. Y tener su estilo de vida, sus costumbres, sus preferencias y su bondad sin límites. Junto a la predicación, la elección de sus primeros discípulos: gente sencilla, trabajadores, hombres con poca formación y con muy escasos medios. Pero aquellos hombres poseían algo fundamental: se pusieron «a seguir» a Jesús. El seguimiento es «acompañar» a Jesús, «moviéndonos» con él, a su ritmo, siempre avanzando hacia un futuro mejor, el futuro del reino de Dios en el mundo. Cristo sigue llamando en esta hora para que «le sigamos», para que «caminemos junto a él», de su mano. Y para que comuniquemos a los demás esa «experiencia» que nos ha transformado la vida.
ORACIÓN:
Señor, nuestro seguimiento de tu Persona consiste en caminar junto a Ti, de tu mano, escuchando tus palabras y haciéndolas vida en las estructuras de la historia nuestra de cada jornada. Quizás no es mucho, pero es lo más importante.