Tiempo Ordinario/ 12° Salterio 40 Semana. Tomo III
Sábado 23 Junio
Santos José Cafasso pb, Edeltrudis ab, Tomás Garnet pb mr. Beato Inocencio V
Papa Francisco: «Jesús les enseñaba con autoridad, y no como los escribas». Los escribas en aquel tiempo hablaban al pueblo pero su mensaje no llegaba al corazón del pueblo y el pueblo que los escuchaba se marchaba. Ninguna de estas voces [escribas, saduceos, zelotes, esenios] tenía la fuerza de enardecer los corazones del pueblo. Las multitudes escuchaban a Jesús y el corazón se caldeaba, porque su mensaje llegaba al corazón y Él «enseñaba como uno que tiene autoridad». Jesús se acercaba al pueblo; Jesús curaba el corazón del pueblo; Jesús entendía las dificultades del pueblo; Jesús no tenía vergüenza de hablar con los pecadores, salía a buscarlos; Jesús sentía alegría, le gustaba estar con su pueblo. Y es Él mismo quien lo explica: «Yo soy el buen pastor. Las ovejas escuchan mi voz y me siguen».
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor"
entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo.Aquel día muchos dirán:"Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros"? Yo entonces les declararé: Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados". El que escucha estas palabras y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos, y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente». Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
ORACIÓN:
2Reyes 24,8-17; Salmo 78,1-5.8-9 • MATEO 7,21-29
SEÑOR, SEÑOR... Ya sé que decir esto es lo fácil. Lo difícil es edificar mi vida sobre la roca firme que eres tú, y las piedras vivas de tus bienaventuranzas, consejos, actitudes. Si te digo "Señor"es porque eres mi Señor Misericordioso, y deseo que crezca tu señorío sobre mi vida. Tú eres mi señor, yo soy tu siervo, y quiero serlo de verdad: haciendo lo que manda mi Señor. ¡Que acepte siempre la voluntad de tu Padre y la cumpla, para que jamás me digas:"No te conozco", y mi vida esté fundamentada en ti, la roca firme! (Sigue tu oración personal).