Tiempo Ordinario/34° Salterio 2ª Semana. Tomo IV
Miércoles 21 Noviembre
PRESENTACIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN.
Santos Gelasio I pp, Mauro oh, Rufo NT.
Ntra. Sra. de la Paz
Papa Francisco: El Evangelio habla de la limosna de la viuda, quien no tiene ni siquiera para comer, sin embargo ofrece todo lo que posee. Jesús dice que estaba en la miseria. En ese tiempo las viudas no tenían la pensión del marido, estaban en la miseria. Estaban al límite. La viuda fue al templo a adorar a Dios, a decir al Señor que está sobre todo y que ella le ama. Siente que debe realizar un gesto por el Señor y da todo lo que tenía para vivir. Es algo más que generosidad, es otra cosa. Elige bien: sólo el Señor. Porque se olvida de sí misma. Podía decir: Pero, Señor, tú lo sabes, necesito de esto para el pan de hoy... Y esa moneda volvía al bolsillo. En cambio, eligió adorar al Señor hasta el final. Confiarse a la fidelidad del Señor: es una opción que también nosotros tenemos la oportunidad de hacer en nuestra vida cristiana. En la historia de la Iglesia, y también en nuestro tiempo, hay hombres, mujeres, ancianos y jóvenes que hacen esta elección. Nos alientan a dejar en el tesoro de la Iglesia todo lo que tenemos para vivir.
PALABRA:
Alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el
arca de las ofrendas; vio también una viuda pobre que echaba dos
reales, y dijo: «Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
ORACIÓN:
Apocalipsis 14,1-3.4b-5; Salmo 23,1-6 • LUCAS 21,1-4
(o de la Presentación de la Santísima Virgen: Zacarías 2,14-17; Salmo: Lucas 1,46-55 •Mateo 12,46-50)
SEÑOR, me admira el gesto de total desprendimiento de la pobre viuda, que te ofreció todo lo que tenía, para tu gloria en el templo de Israel. Y descubro con gozo lo atento que estás para ver hasta lo más insignificante que ocurre en tu entorno. El templo era maravilloso, y cuanto más lo mirabas más te encantaba su belleza. Pero prefieres fijarte en los templos vivos que somos nosotros. Y admirar y reconocer lo bueno que hacemos. Ojalá mi pobre vida merezca la alabanza que hiciste de la viuda que se fió de ti y no quedó defraudada. (Sigue tu oración personal).
Ella ha echado todo lo que tenía para vivir.