Cultivarse es crecer, la ira no hace nada por nadie, la paciencia es la madre del buen carácter, quienes la cultivan disfrutaran de larga vida
domingo, 16 de agosto de 2015
PALABRA Y VIDA: SABADO 15/08/2015
sábado 15
Asunción de la
Virgen María , s.
Na Sra. de los Reyes;
del Olvido; del
Alba; de la Paloma;
Tarsicio
Oficio de la s.
Ap 11,19a;
12,1.3-6a.10ab /Sal
44/ 1Cor 15,20-27/
Lc 1,39-56
Lucas1,39-56
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
«También nosotros estaremos junto a Jesús...»
En el corazón del mes de agosto, los cristianos de Oriente y Occidente celebramos conjuntamente la fiesta de la Asunción de María Santísima a los cielos. En Oriente se le llama todavía hoy «Dormición de la Virgen». La fiesta de la Asunción es un gran misterio, pero es, sobre todo, un misterio de esperanza y de alegría para todos. Como bien proclamó Benedicto XVI: «En María, vemos la meta hacia la cual caminan todos los que saben unir su propia vida a la de Jesús, que lo saben seguir como hizo María. Esta fiesta, por consiguiente, habla de nuestro futuro, nos dice que también nosotros estaremos junto a Jesús en la alegría de Dios y nos invita a tener valentía, a creer que el poder de la resurrección de Cristo puede obrar también en nosotros y hacernos ' hombres y mujeres que cada día tratan de vivir como resucitados».
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