jueves, 24 de noviembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 23/11/2016





Tiempo Ordinario/34°Salterio 2° Semana. Tomo IV
Miércoles 23 Noviembre








Santos CLEMENTE I pp, COLUMBANO ab,
Lucrecia trtr. Beato Miguel A. Pro pb mr


Papa Francisco: las lecturas (de estos días) hablan a menudo de destrucción, de final, de calamidad. El Señor nos aconseja dos cosas. Dos cosas que son distintas según cómo vivimos. Porque es diferente vivir en el momento y vivir en el tiempo. El cristiano es, hombre o mujer, aquel que sabe vivir en el momento y sabe vivir en el tiempo. Tal vez nosotros podemos sentirnos dueños del momento. Pero el engaño es creernos dueños del tiempo. El tiempo no es nuestro. El tiempo es de Dios. Podemos llegar a ser soberanos del momento. Pero del tiempo existe sólo un soberano: Jesucristo. Por ello el Señor nos aconseja: No os dejéis engañar. Muchos, en efecto, vendrán en mi nombre diciendo: Soy yo, y el tiempo está cerca. No vayáis detrás de ellos. No os dejéis engañar en la confusión. Que el Señor nos dé la gracia de caminar con sabiduría. También esta es un don: la sabiduría que en el momento nos conduce a orar y a discernir; y en el tiempo, que es mensajero de Dios, nos hace vivir con esperanza.




PALABRA
Dijo Jesús a sus discípulos: «Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


ORACIÓN:
Apocalipsis 15,1-4; Salmo 97,1-3.7-9 • LUCAS 21,12-19
SEÑOR, la historia de la Iglesia da testimonio de que dices la verdad, desde la era apostólica católica hasta nuestros días. Tus apóstoles"estaban contentos por haber sido considerados dignos de sufrir a causa de tu nombre". Y en los mártires de los veintiún siglos se cumplen tus predicciones. Desde mi fragilidad, quiero dar testimonio valiente de ti y de tu Iglesia y estar contento cuando, a causa de tu nombre, sea ultrajado, despreciado, perseguido. Mira
con misericordia mi buena voluntad y la perseverancia que salva. (Sigue tu oración personal).

yo os daré palabras

y sabiduría.








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