martes, 15 de enero de 2019

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES DÍA 14/01/2019









1 del T.O.
1° del salterio
Heb 2,14-18 /Sal
104 / Mc 1,29-39
Lunes 14 Enero





Félix de Nola;
Juan de Ribera; 
Malaquías; Odorico de 
Pordenone; Sabas



PALABRA:
En aquel tiempo, Al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la cama y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.




Jesús, preocupado por la salud y el sufrimiento
De nuevo, el evangelio de hoy nos dibuja la silueta de Jesús y nos lo muestra preocupado por la salud de la gente y por el sufrimiento de los enfermos. Él alivia las penas y los dolores, transmitiendo siempre esperanza y alegría. Podemos decir que Jesús no soportaba ver a la gente sufrir. Una gran conclusión para nosotros: «Todos podemos aliviar penas en esta vida». Quizás no podamos hacerlo con los grandes problemas, pero sí con los pequeños sufrimientos: levantar el ánimo, infundir entusiasmo, hacer sonreír, ofrecer soluciones, alentar proyectos. Serán muchos los que lleguen a nosotros, hundidos por el peso de una situación agobiante. Abramos de par en par nuestros brazos para acogerles, para hablarles, para ensanchar sus horizontes, para eliminar sus nubes y hacer posible que, de nuevo, salga el sol en su pequeño firmamento.


ORACIÓN:
Señor, que allí donde haya un problema, pongamos nosotros una solución; que sepamos enjugar lágrimas y aliviar sufrimiento. La fórmula es muy sencilla: acogiendo, escuchando, amando.

 
 
               














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