viernes, 4 de enero de 2019

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES DÍA 03/01/2019





Feria de Navidad Oficio Propio 
Un 2,29-3,6/Sal 97 /In 1,29-34 
Jueves 03 enero




Stmo. Nombre de
Jesús, m.l.
Genoveva; Antero;
Daniel de Padua;
Florencio



PALABRA:
Juan 1,29=34
Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: "Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo". Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel». Y Juan dio testimonio diciendo: «He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: "Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo". Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».





Testimonio esplendoroso y magnífico:

Juan el Bautista nos ofrece hoy su testimonio esplendoroso y magnífico: «Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo». Ante este testimonio que conserva dentro de la Iglesia la misma energía de hace dos mil años, podemos preguntarnos: «En medio de una cultura laicista que niega el pecado, ¿contemplo yo a Jesús como aquel que me salva del mal moral? En medio de una corriente de opinión que solo ve en Jesús un hombre religioso, extraordinario, ¿creo yo en él como aquel que existe desde siempre, antes que Juan, antes de que el mundo fuera creado? En medio de un mundo desorientado, ¿admito a Jesús como aquel que da sentido definitivo a mi vida?». Y una última pregunta: «¿Mi "sí" a Jesús es tan absoluto que también yo proclamo a los demás, como Juan hacía: "¡Os doy testimonio de que Cristo es el Hijo de Dios!"?». Las respuestas pueden brotar de nuestro corazón.

ORACIÓN:
Señor, hoy, al comienzo del año nuevo, en estas primeras jornadas festivas del calendario, yo quiero proclamarte mi salvador, el que de verdad puede dar sentido a mis pasos, a mis afanes y latidos. Y abrirte de par en par las puertas de mi corazón.

   
              













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