Cuando el sacrificio se usa como un medio de dar gracias a los
seres sobrenaturales, también es usado para cumplir los votos. En cierto
sentido, ésta es una clase de sacrificio de acción de gracias. Es una práctica
común entre los yorubas y para los devotos de algunas divinidades, ir ante sus
divinidades a abrir sus mentes y prometerles que, si sus necesidades se
satisfacen, ellos a cambio darán las ofrendas especificadas. Los votos pueden
hacerse cuando quiera, pero sobre todo cuando una persona está bajo alguna
tensión, y cuando los tiempos son problemáticos y la ayuda humana no es de
provecho. Los yorubas creen que la promesa hecha debe cumplirse; especialmente
cuando la promesa se hace por un hombre o una mujer ante una divinidad. No
cumplir la promesa es incurrir en el disgusto de la divinidad y perder los
beneficios recibidos y mucho más.
Hay una historia muy popular
entre los yorubas, particularmente en Ilé-Ifé, de Mórémi que prometió ofrecer a
su único hijo, Olúorogbo, a la diosa del río, Ésinmirin, si sus demandas eran
concedidas. Esto pasó por los días cuando las personas de Ugbó exigieron ser
los habitantes originales de Ilé Ife y fueron ahuyentadas por los recién
llegados bajo el mando de Odúduwá. Las personas de Ugbó, descontentas con su
parte, decidieron importunar la vida de las personas de Ifé. Ellos se vistieron
con ramas y yerbas y constantemente hacían incursiones al pueblo de Ifé.
Siempre que llegan las mascaradas del Ugbó, las personas de Ifé se
iban corriendo. Este fue, de hecho, un periodo de humillación para las personas
de Ifé. En ese tiempo de desmayo y derrota, una mujer valerosa y hábil, llamada
Móremi, ofreció arriesgarse a ser capturada por los invasores para que ella
pudiera aprender los secretos de los éxitos continuos de las personas de Ugbó
en sus correrías contra las personas de Ifé. Pero antes de eso, ella había ido
a la diosa Ésinmirin y juró ofrecer a su único hijo si su empresa tenía éxito.
En su próxima correría a Ifé, los invasores de Ugbó capturaron a
Móremi, y fue llevada a la corte del Olúgbó de Ugbó donde, como la esposa
favorita del gobernante, ella aprendió los secretos del pueblo. Ella escapó
después y volvió a Ifé. Les dijo a sus personas que prepararan antorchas
encendidas (ógúsò) y quemaran a los invasores de Ugbó, ya que, según ella, los
vestidos que llevaban los invasores eran hechos de yerbas y ramas que podrían
encenderse fácilmente por el fuego. Esta técnica tuvo éxito y los invasores de
Ugbó fueron derrotados en su próxima correría a Ifé. Todos en Ifé reconocieron
la sabiduría y valentía de Móremi. Pero Móremi tenía que cumplir la promesa de
ofrecer a su único hijo como sacrificio a Ésinmirin. Ella estaba renuente a
cumplir su promesa y probó ofrendar otras cosas en cambio -cabras, ovejas e
incluso vacas - pero éstas no eran aceptadas por Ésinmirin. Ella tenía que
ofrecer a su único hijo. Hoy se consideran a Móremi y Olúorogbo
respectivamente, como la heroína y el héroe de Ilé-Ifé.
Esta es una de las muchas historias que dan énfasis a la importancia de
cumplir las promesas hechas ante los seres sobrenaturales. Hay que agregar que
sobre todo en las fiestas anuales entre los adoradores Yorúbás, mujeres
principalmente, se ve y oye hacer toda clase de votos ante la divinidad: por
ejemplo, al Festival anual de Olúo en Osi-Ékiti, los hombres y mujeres vienen
hacer sus peticiones específicamente para poder tener niños. Todos que tengan
necesidad se arrodillan ante el símbolo de Olúo y piden cualquier cosa que
desee, agregando al mismo tiempo lo que le ofrecerá si sus demandas se le
conceden. Invariablemente, año tras año, hombres y mujeres vienen a cumplir sus
votos y traen los artículos ofrecidos como aves, cabras, nuez de kola, palomas,
sal y otros según el voto y la demanda de la divinidad. Normalmente es un
tiempo muy ocupado para los sacerdotes, que se aseguran que se presenten los
regalos de cada devoto antes que la ceremonia haya terminado. En muchos casos,
los niños se traen y la bendición se recibe durante el curso del año, ellos se
traen a la urna de la divinidad como un gesto de gratitud y como una dedicación
a la benévola divinidad.
Asimismo, una llamativa vista puede verse en la fiesta de Oké-
Íbádán donde un gran número de mujeres
traen regalos de cabras, pollos, y artículos de comida a Beere, la morada de
Abeké (el sacerdote principal). Normalmente éstas son mujeres que pidieron el
regalo de poder tener niños y han sido bendecidas, y vienen a
cumplir sus promesas. La misma
cosa pasa en la fiesta anual de Òsun en Órógbo. Las mujeres oran pidiendo poder
tener niños ruidosamente y prometen lo que ellas ofrecerán a Òsun si sus
demandas son concedidas. Hemos visto a varias mujeres que vienen al sacerdote a
hacer sus ofrendas. Ambos tipos de sacrificio, la acción de gracias y el
voto, iones de gran alegría cuando los devotos vienen ante las les para
expresar su agradecimiento por los regalos recibidos.
También son ocasiones de
comunión con los seres sobrenaturales. Se ofrecen los sacrificios en medio de
bailes y comiendo y música, comiendo y bebiendo.