Tiempo Ordinario/ 10° Salterio 2° Semana. Tomo III
Jueves 09 Junio
Santos EFRÉN di dc, José de Anchieta pb, Ricardo oh,
Columba ab. Beata Ana M.a Taigi nif
Papa Francisco: Jesús decía «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás". Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar por la cólera contra su hermano, lo mató en su corazón». Y quien _ insulta a su hermano, lo mata en su corazón; quien odia a su hermano, mata a su hermano en su corazón; quien critica a su hermano, lo mata en su corazón. Tal vez no nos damos cuenta de esto, y luego hablamos, «despachamos» a uno y a otro, criticamos esto y aquello... Y esto es matar al hermano. Por ello , es importante conocer qué hay dentro de mí, qué sucede en mi corazón. Si uno comprende a su hermano, a las personas, ama, porque perdona: comprende, perdona, es paciente... ¿Es amor o es odio? Todo esto debemos conocerlo bien. Y pedir al Señor dos gracias. La primera: conocer qué hay en mi corazón, para no engañarnos, para no vivir engañados. La segunda gracia: hacer el bien que está en nuestro corazón, y no hacer el mal que está en nuestro corazón.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se
dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será procesado. Pero yo os digo:Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «renegado», merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto».
ORACIÓN:
1Reyes 18,41-46; Salmo 64,10-13 • MATEO 5,20-26
SEÑOR, frente al ojo por ojo de la venganza, tú propones —y practicas— la misericordia, la reconciliación, el perdón y el amor al enemigo. Entiendo, Señor, que la razón la tiene siempre el que más ama. Y yo quiero tener razón, yo quiero dejarme amar por ti y amarte a ti, y a los hermanos, y a los enemigos. (Sigue tu oración personal).
Tiempo Ordinario/10° Salterio 2° Semana. Tomo III
Miércoles 08 Junio
Santos Maximino cf, Guillermo ob, Medardo ob.
Beatas Diana y Cecilia vgs
Papa Francisco: Yo no vengo a abolir la ley sino a darle pleno cumplimiento. Esta ley es sagrada porque conducía al pueblo a Dios, no se puede tocar. Había quien decía que Jesús cambiaba esta ley. Él, en cambio, buscaba hacer entender que se trataba de un camino que conduciría al crecimiento, a la plena madurez de esa ley. Y decía: Yo vengo a dar cumplimiento. Así como el brote que despunta y nace la flor, así es la continuidad de la ley hacia su madurez. Y Jesús es la expresión de la madurez de la ley. La ley del Espíritu nos lleva por el camino del discernimiento continuo para hacer la voluntad de Dios. La ley es plena, siempre en continuidad, sin cortes: como la semilla que acaba en la flor en el fruto. El camino es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios, para seguir adelante por este camino, sin retroceder .
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la
Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».
ORACION:
1Reyes 18,20-39; Salmo 15,1-5.8.11Mateo 5,17-19
SEÑOR, desde la primera página del Evangelio, tus padres y tú sois ejemplo en respetar y cumplir la ley, estando tú por encima de toda ley. Lo haces, y lo dices, para que aprenda a ser humilde, respetuoso, obediente. Y, además de cumplirla, anunciarla, a los demás. Es más fácil buscar cualquier excusa para eludir cualquier mandato, burlar la ley, hacer lo que me parezca al margen de lo establecido. Tú me dices con misericordia -y yo quiero aceptarlo con plena responsabilidad y amor- que aun los preceptos menos importantes tiene un gran valor para ti. Y para mí. (Sigue tu oración personal).
No he venido a abolir,
sino a dar plenitud.