miércoles, 8 de junio de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 08/06/2016






Tiempo Ordinario/10° Salterio 2° Semana. Tomo III
Miércoles 08 Junio 










Santos Maximino cf, Guillermo ob, Medardo ob.
Beatas Diana y Cecilia vgs


Papa Francisco: Yo no vengo a abolir la ley sino a darle pleno cumplimiento. Esta ley es sagrada porque conducía al pueblo a Dios, no se puede tocar. Había quien decía que Jesús cambiaba esta ley. Él, en cambio, buscaba hacer entender que se trataba de un camino que conduciría al crecimiento, a la plena madurez de esa ley. Y decía: Yo vengo a dar cumplimiento. Así como el brote que despunta y nace la flor, así es la continuidad de la ley hacia su madurez. Y Jesús es la expresión de la madurez de la ley. La ley del Espíritu nos lleva por el camino del discernimiento continuo para hacer la voluntad de Dios. La ley es plena, siempre en continuidad, sin cortes: como la semilla que acaba en la flor en el fruto. El camino es el de la libertad en el Espíritu Santo, que nos hace libres, en el discernimiento continuo sobre la voluntad de Dios, para seguir adelante por este camino, sin retroceder .




PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la 
Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os  aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

ORACION:
1Reyes 18,20-39; Salmo 15,1-5.8.11Mateo 5,17-19
SEÑOR, desde la primera página del Evangelio, tus padres y tú sois ejemplo en respetar y cumplir la ley, estando tú por encima de toda ley. Lo haces, y lo dices, para que  aprenda a ser humilde, respetuoso, obediente. Y, además de cumplirla, anunciarla, a los demás. Es más fácil buscar cualquier excusa para eludir cualquier mandato, burlar la ley, hacer lo que me parezca al margen de lo establecido. Tú me dices con misericordia -y yo quiero aceptarlo con plena responsabilidad y amor- que aun los preceptos menos importantes tiene un gran valor para ti. Y para mí. (Sigue tu oración personal).

No he venido a abolir,

sino a dar plenitud.








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