Tiempo Ordinario/30º Salterio 2° Semana. Tomo IV
JUEVES 27 OCTUBRE
Santos Evaristo pp, Gaudioso ob, Vicente, Sabina y Cristeta mrs
Papa Francisco: Cristo es centro del pueblo de Dios. En la búsqueda de la figura ideal del rey, [las tribus de Israel] buscaban a Dios mismo: un Dios que fuera cercano, que aceptara acompañar al hombre en su camino, que se hiciese hermano suyo. Cristo, descendiente del rey David, es precisamente el «hermano» alrededor del cual se constituye el pueblo, que cuida de su pueblo, de todos nosotros, a precio de su vida. En Él somos uno; un único pueblo unido a Él, compartimos un solo camino, un solo destino.
PALABRA:
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Él contestó: «Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término". Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido.Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor"».
ORACIÓN:
Efesios 6,10-20; Salmo 143,1.2.9-10 • LUCAS 13,31-35
SEÑOR, ¿cómo es posible que Herodes, que presumía de que te escuchaba a gusto, que sabía que eras hombre recto y profeta, trame tu muerte? ¿Se ha vuelto loco? Casi. Ya tuvo que enfrentársele Juan el Bautista, al que acabó decapitándolo, por denunciarle que no le era lícito convivir con la mujer de su hermano. Tú sigues tu camino. Amas a Herodes, tu Misericordia llega a todo hombre, aún a los enemigos. Pero repruebas las componendas: No se puede ser amigo tuyo y escandalizar con su vida de adulterio público. O contigo o contra ¿Yo estoy contigo? Lo quiero con toda mi alma. (Sigue tu oración personal).
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
Tiempo Ordinario/30º Salterio 2ª Semana. Tomo IV
MIÉRCOLES 26 OCTUBRE
Santos Albino ob, Fulco ob, Luciano y Marciano mrs,
Amando ob
Papa Francisco: El evangelio de hoy nos invita a reflexionar acerca del tema de la salvación. Jesús está subiendo desde Galilea hacia la ciudad de Jerusalén y en el camino —relata el evangelista Lucas— alguien se le acerca y le pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» (13,23). Jesús responde diciendo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha». La imagen de la puerta se repite ... . varias veces en el Evangelio y se refiere a la de la casa, del hogar doméstico, donde encontramos seguridad, amor, calor. Jesús nos dice que existe una puerta que nos hace entrar en la familia de Dios, en el calor de la casa de Dios, de la comunión con Él. Esta puerta es Jesús mismo (cf. ln 10,9). Él es la puerta. Él es el paso hacia la salvación. Él conduce al Padre.
PALABRA:
Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas ense-ñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?». Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois". Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán los primeros y primeros que serán los últimos».
ORACIÓN:
Efesios 6,1-9; Salmo 144,10-14 • LUCAS 13,22-30
SEÑOR, empújame por la puerta estrecha que lleva a la vida, cuando veas que ando por el ancho camino que va a la ruina. Pongo mi vida y mi libertad en tus manos. ¡Que jamás escuche de tus labios que no me conoces, que me aleje de ti, que soy un malvado! No importa que sea el último en tu reino, con tal de estar contigo ahora y por siempre, En tu Misericordia pongo mi esperanza. (Sigue tu oración personal).
Esforzaos por entrar por la puerta estrecha.