sábado, 3 de diciembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 03/12/2016






Salterio 1ª Semana. Tomo I Adviento/2°
SÁBADO 03 DICIEMBRE











Santos FRANCISCO JAVIER pb, 
Sofonías prof, Lucio er, Casiano mr


 Papa Francisco: Debemos tener el corazón de Jesús, quien «al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9,36). Al ver a las muchedumbres, sintió compasión. A mí me gusta soñar una Iglesia que viva la compasión de Jesús. Compasión es «padecer con», sentir lo que sienten los demás, acompañar en los sentimientos. Es la Iglesia madre, como una madre que acaricia a sus hijos con la compasión. Una Iglesia que tenga un corazón sin confines, la mirada, la dulzura de la mirada de Jesús. Las personas esperan encontrar en nosotros la mirada de Jesús, a veces sin ni siquiera saberlo, esa mirada serena, feliz, que entra en el corazón. Pero debe ser toda la parroquia quien sea una comunidad acogedora, no sólo los sacerdotes y los catequistas. ¡Toda la parroquia! Acoger...





PALABRA: 
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinago-
gas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».Y llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia. A estos doce los envió con estas instrucciones: «Id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis».


ORACIÓN:
Isaías 30,19-21.23-26; Salmo 146,1-6 • MATEO 9,35 - 10,1.6-8
JESÚS, de nuevo te muestras claramente como eres: lleno de compasión y de misericordia, preocupado porque las gentes estaban extenuadas como ovejas sin pastor. Toda mi vida, espiritual y física, cabe en tu corazón y tiene respuesta adecuada. Y yo debo dar respuesta a los problemas vitales de los demás, con mi amor, mi oración, mi tiempo, mi entrega. Como lo hizo tu gran apóstol san Francisco Javier, entregado plenamente a anunciar a los más alejados que tu reino de amor, de paz y libertad está cerca. (Sigue tu oración personal).

Vídeo de suyeres (cantos) a olofin (segundo en mandato de olòdumaré) responsable de transmitir los mensajes espirituales a los babalawos y a los awò orúnmilla y cantos a oshún dueña del oro la miel y bien estimada por cualquier religioso que se precie. disfrutenlo.Ashè






CULTÍVATE CON LA PALABRA DEL VIERNES 02/12/2016





Salterio lª Semana. TomoI  Adviento/ 1°
Viernes 02 Diciembre




Santos Habacuc prof Bibiana mr, Silverio pp mr.
Beatos M.° Angela Astorch ab, Juan de Ruusbroeck pb



Papa Francisco: Hay una palabra contenida en el pasaje del Evangelio que nos hace pensar: el grito. Los ciegos, que seguían al Señor, gritaban para ser curados. También el ciego a la entrada de Jericó gritaba y los amigos del Señor querían hacerle callar. Pero ese hombre pidió una gracia al señor y la pidió gritando, como diciendo a Jesús: ¡Hazlo! ¡Yo tengo derecho a que tú hagas esto! El grito es aquí un signo de la oración. Así, Jesús nos enseña a rezar. Nosotros, habitualmente presentamos al Señor nuestra petición una, dos o tres veces, pero no con mucha fuerza: y luego me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo. Los ciegos de los que habla Mateo gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: ¡pedid!pero también nos dice: ¡llamad a la puerta! Y quien llama a la puerta hace ruido, incomoda, molesta. Precisamente estas son las palabras que Jesús usa para decirnos cómo debemos rezar. Los ciegos se sienten seguros de pedir al Señor la salud, de tal manera que el Señor pregunta: ¿Creéis que yo puedo hacer esto? Si señor. ¡Creemos! ¡Estamos seguros!






PALABRA:
Dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.

ORACIÓN:
Isaías 29,17-24; Salmo 26,1.4.13-14 • MATEO 9,27-31
JESÚS, yo creo que tú puedes curar mi ceguera para que yo pueda verlo todo con los ojos de la fe. ¡Qué distintas ves tú a las personas, las cosas, los acontecimientos! Nos miras con amor, como a los dos ciegos que te seguían gritando. Para mí ese gritar es importunar. Para ti es la expresión de su necesidad, es confianza en tu amor y en tu poder. Por eso: Que os suceda conforme a vuestra fe. Yo creo que tú puedes aportarme una nueva visión de la vida, con más amor. Y todo cambia a mejor, no sólo para los demás, sino también para mí. (Sigue tu oración personal).

Que os suceda conforme a vuestra fe.





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