Salterio lª Semana. TomoI Adviento/ 1°
Viernes 02 Diciembre
Santos Habacuc prof Bibiana mr, Silverio pp mr.
Beatos M.° Angela Astorch ab, Juan de Ruusbroeck pb
Papa Francisco: Hay una palabra contenida en el pasaje del Evangelio que nos hace pensar: el grito. Los ciegos, que seguían al Señor, gritaban para ser curados. También el ciego a la entrada de Jericó gritaba y los amigos del Señor querían hacerle callar. Pero ese hombre pidió una gracia al señor y la pidió gritando, como diciendo a Jesús: ¡Hazlo! ¡Yo tengo derecho a que tú hagas esto! El grito es aquí un signo de la oración. Así, Jesús nos enseña a rezar. Nosotros, habitualmente presentamos al Señor nuestra petición una, dos o tres veces, pero no con mucha fuerza: y luego me canso de pedirlo y me olvido de pedirlo. Los ciegos de los que habla Mateo gritaban y no se cansaban de gritar. Jesús nos dice: ¡pedid!pero también nos dice: ¡llamad a la puerta! Y quien llama a la puerta hace ruido, incomoda, molesta. Precisamente estas son las palabras que Jesús usa para decirnos cómo debemos rezar. Los ciegos se sienten seguros de pedir al Señor la salud, de tal manera que el Señor pregunta: ¿Creéis que yo puedo hacer esto? Si señor. ¡Creemos! ¡Estamos seguros!
PALABRA:
Dos ciegos seguían a Jesús, gritando: «Ten compasión de nosotros, hijo de David». Al llegar a la casa se le acercaron los ciegos, y Jesús les dijo: «¿Creéis que puedo hacerlo?». Contestaron: «Sí, Señor». Entonces les tocó los ojos, diciendo: «Que os suceda conforme a vuestra fe». Y se les abrieron los ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Cuidado con que lo sepa alguien!». Pero ellos, al salir, hablaron de él por toda la comarca.
ORACIÓN:
Isaías 29,17-24; Salmo 26,1.4.13-14 • MATEO 9,27-31
JESÚS, yo creo que tú puedes curar mi ceguera para que yo pueda verlo todo con los ojos de la fe. ¡Qué distintas ves tú a las personas, las cosas, los acontecimientos! Nos miras con amor, como a los dos ciegos que te seguían gritando. Para mí ese gritar es importunar. Para ti es la expresión de su necesidad, es confianza en tu amor y en tu poder. Por eso: Que os suceda conforme a vuestra fe. Yo creo que tú puedes aportarme una nueva visión de la vida, con más amor. Y todo cambia a mejor, no sólo para los demás, sino también para mí. (Sigue tu oración personal).
Que os suceda conforme a vuestra fe.
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