jueves, 9 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 08/02/2017

CAMPAÑA CONTRA EL HAMBRE MANOS UNIDAS
l a del salterio

Job 7,1-4.6-7 /Sal 
146 / 1Cor 9,16-19. 
22-23 /M(1,29-39
Jueves 08 Febrero



Jerónimo Emiliani;
Josefina Bakhita;

Juan de Mata

PALABRA:
Job 7,1-4.6-7 
Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero. Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba. Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha».






Salmo 146
Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.





1Corintios 9,16-19.22-23
Hermanos: El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde,-sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.

Mc1,29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Acercarse, coger de la mano, levantar...
He aquí los tres compases de amor al prójimo que nos ofrece Jesucristo: primero, acercarse, atender, no pasar de largo; segundo, tender la mano para el saludo cordial, para el abrazo de afecto, sintiendo en nuestras venas la fraternidad; tercero, levantar al que está caído o derrotado. Jesús viene a curarnos de nuestras enfermedades, de nuestras inseguridades, de nuestras angustias. Viene a levantarnos de nuestras caídas, para emprender de nuevo el camino. Así lo hizo con la suegra de Pedro, en un hermoso gesto de cercanía, de familiaridad. Estar junto al Señor es respirar salud, paz, gozo profundo. El pasaje nos habla también de la oración: el Señor busca un lugar tranquilo, solitario, para hablar con el Padre celestial. Él era consciente de su intimidad con el Padre. Y nos enseña la importancia de la oración.



¡Señor, enséñanos a orar! ¡Enséñanos a hablar contigo, en esos lugares solitarios, tranquilos, donde se respira paz! ¡Qué importante es la oración para nosotros! Nos lo dijiste claro y alto: «Sin mí, no podéis hacer nada».




                














miércoles, 8 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 07/02/2017





IV del TO.
4° del salterio
Heb 13,15-17.20-21
/ Sa122 / Mc
6,30-34
Martes 07 Febrero




Fidel; Bto. Anselmo 
Polanco; Bto. Felipe 
Ripoll; Bto. Pío IX; 
Bto. Pedro Verhun

PALABRA:
Marcos 6,30-34

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco». Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.


Acoger, comprender, aceptar
Así es Jesús: «acoge, comprende, acepta». Y a continuación, cura, soluciona el problema. Tiene hermosos mensajes esta página del evangelio: primero, la necesidad de descansar un poco, en un sitio tranquilo; descanso del cuerpo y enriquecimiento del espíritu; segundo, el atractivo de Jesús para aquellas gentes que acudían en su busca, fascinados por sus obras; tercero, los sentimientos del Señor, conmoviéndose profundamente por su situación, por sus carencias. Reluce con fuerza la humanidad paciente y entrañable del Maestro. No tiene tiempo para comer pero abre su vida a los demás, abre su corazón a los problemas, abre su poder a la curación de sus heridas. El amor es paciente, todo lo aguanta.


Señor, todos necesitamos descansar un poco, alejarnos a un lugar tranquilo, para recuperar fuerzas y, sobre todo, para enriquecer nuestra vida con tu Palabra, con tu presencia. ¡Qué hermoso oasis de paz un Sagrario, acaso perdido en la última capilla de la última ermita del paisaje!





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