martes, 21 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 20/02/2017






4° del salterio
1s 58,9a/Sal 50/
Mt 9,14-15 
Lunes 20 Febrero





Eleuterio; León; 
Mildred; Bta. Jacinta 
Marto de Fátima; 
Bta. Julia Rodzinska


PALABRA:
Mateo 9,14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán».



Del sacrificio, al gozo fraternal
En este tiempo de Cuaresma se nos invita al ayuno, pero entendiendo bien la palabra y su contenido. Jesús quiere que seamos capaces de compartir nuestro pan con los que no tienen. El ayuno nos ofrece así su dimensión de privación, que redunda en beneficio de otros. Por eso, ayunar es compartir, ofrecer algo de lo nuestro, no acaparar, ser conscientes de que nuestro sacrificio no se encierra en nosotros sino que traspasa las barreras de los egoísmos humanos y se convierte en pan para nuestro prójimo, o en unas cuantas monedas para solucionar algunos de sus problemas. Jesús nos plantea de nuevo su reino como una fiesta de bodas y, por tanto, como un manantial de gozos fecundos, de una nueva alegría que nos hace felices.


Señor, que nuestro ayuno cuaresmal no sea solo un gesto para ensalzar nuestro yo, o para acallar nuestra conciencia, sino todo lo contrario: renunciamos a algo nuestro para compartir con los más débiles, con los más necesitados. Hacemos así algo que no escuece sino que produce un gozo infinito.







lunes, 20 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 19/02/2017






4° del salterio
Dt 30,15-20 / Sal 1 /
Lc 9,22-25
Domingo 18 Febrero





Conrado
Confalonieri; Lucía Yi
Zhenmei; Bto. Álvaro
de Córdoba; Bto.
Jozef Zaplata



PALABRA:
Lucas 9,22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». Y, dirigiéndose a todos, dijo: «El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz cada día y se venga conmigo. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se perjudica a sí mismo?».


Jesús entrega su vida para salvarnos
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho», anuncia Jesús a sus discípulos. La frase tendríamos que traducirla por esta otra: el Hijo del hombre entrega su vida por la salvación de los demás. Así la entendemos mejor. A continuación, Jesús catequiza a sus discípulos con puntos que son claves en la vida cristiana: primero, hemos de negarnos a nosotros mismos, colocando en el centro de nuestra vida el proyecto de Dios sobre cada uno de nosotros; segundo, hemos de cargar con la cruz propia y seguir a Jesús, realizando la misión que se nos ha encomendado; tercero, hemos de saber que la posesión de todo el mundo no sirve de nada, si perdemos el alma, si frustramos nuestra vida. La pasión desembocará en la resurrección, y la cruz nos abrirá a la Luz.



Señor, haz que descubramos el hondo significado de cargar con mi cruz, es decir, de aceptar tu voluntad, tu proyecto de vida que he de realizar con fidelidad, entregándola a tu voluntad y al servicio de mis hermanos. La vida nos ha sido dada y solo se merece dándola.




           



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