lunes, 27 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 26/02/2017



1 de Cuaresma
la del salterio
Est 74,1.3-5.12-14 /
Sal 137 / Mt 7,7-12
Domingo 26 Febrero





Alejandro de

Alejandría; Néstor;
Paula Montal;
Bta. Piedad de la
Cruz Ortiz Real

PALABRA: Mateo 7,7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden! En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas».


Sentir a Dios como Padre
En la oración de petición descubrimos nuestro corazón a Dios. Primero, en un hermoso gesto de humildad, confesándonos débiles, necesitados; segundo, reconociendo nuestras carencias, que son muchas; tercero, acudiendo a ese otro manantial de la gracia y de los dones. Cuando pedimos a Dios que nos ayude, no estamos solicitando su poder para solucionar enseguida nuestros problemas, sino percibiendo su corazón de Padre bueno, atento siempre a sus hijos. En realidad, nuestras peticiones nos hacen sentirnos con fuerza «hijos de Dios», saboreando así nuestras verdaderas señas de identidad. Pedir algo al Señor no es cruzarnos de brazos ante la dificultad o el peligro, sino todo lo contrario: sentir su gracia y su ayuda para nuestras carencias y debilidades.



Señor, haz que mi oración sea como una llamada a la puerta de tu corazón. Una llamada sencilla y confiada, como el pequeño que se siente débil y se aferra al abrazo de su madre. Llora porque necesita ayuda. Hay momentos en nuestras vidas en que solo podemos ofrecer nuestras lágrimas de soledad o la soledad de nuestras pobres lágrimas. 

             




domingo, 26 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 25/02/2017





Iº de Cuaresma

lª del salterio
Jon 3,1-10 / Sal 50/ 
Lc 11,29-32 






Roberto de

Arbrissel; Walburga;
Luis Versiglia y

Calisto Caravario


PALABRA:
Lucas 11,29-32
En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: «Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. Cuando sean juzgados los hombres de esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que los condenen; porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Cuando sea juzgada esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que los condenen; porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


Todos pedimos señales
Todos pedimos señales, prodigios, milagros. Todos pedimos que Dios se nos manifieste no solo con su palabra sino, sobre todo, con sus acciones, para que se solucionen los problemas de nuestra vida concreta. El afán de los milagros, de las curaciones instantáneas. Así desaparecerán nuestras dudas. Y creeremos enseguida. En cambio, la respuesta de Jesús es distinta: «Atrévete a cambiar de mentalidad y de vida, y te darás cuenta de que, al verle sentido a tu vida y al sentirte mejor y hasta feliz, no te quedará más remedio que reconocer que «aquí hay algo que es más que Jonás». Es decir, aquí está Dios con nosotros, a nuestro lado. El día que cambies de vida, le verás sentido a Jesús.



No tener demasiado. No tener solo para sí No tener a costa de los otros. Tener para servir. Hacer que todos tengamos por igual. No ser «tenidos» por nada. ¡Bienaventurados los que saben tener y dejar de tener así, porque de ellos es el Reino!





                                     




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