domingo, 5 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 04/03/2017




II de Cuaresma 
2° del salterio 
Jer 18,18-20 / Sal 
30 Mt 20,17-28
Sábado 14 Marzo






S. Casimiro, c. 
Lucio I; Capitón



PALABRA:
Mateo 20,17-28
En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará». Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Lo somos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».



Jesús nos ofrece su visión del verdadero poder
Jesús sube a Jerusalén y sabe lo que le espera: el sufrimiento, el fracaso, la muerte por ignominia y después la plenitud de la vida. Como contraste, la madre de los Zebedeos se nos presenta pidiendo honores, poder y prestigio para sus hijos. Los Doce saben lo que hacen los jefes de los pueblos, conocen bien el poder de los que mandan y, por eso, ellos, desean lo mismo, se mueven en idénticas coordenadas. ¡Qué abismo entre la visión de Jesús y la visión de sus discípulos! «No será así entre vosotros», les dice el Señor. E introduce una de las claves de su reino: el verdadero poder es el servicio.

                  



sábado, 4 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 03/03/2017



II de Cuaresma
2° del salterio
Is 7,10.16-20/Sal
49 / Mt 23,1-12








Emeterio y
Celedonio;
Cunegunda de
Luxemburgo;
Katharine Drexel


PALABRA
Mateo 23,1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

La responsabilidad de los dirigentes religiosos
Mateo recopila una serie de dichos de Jesús, a propósito de las prácticas religiosas. Nos iluminan sobre puntos muy concretos, para que estemos atentos: primero, da un aviso a los dirigentes religiosos para que cuiden bien de su rebaño, sin imponerle cargas pesadas; segundo, la obligación de estar cerca de la gente, conociendo sus problemas, angustias y pesares; tercero, previene contras las apariencias, tantas veces lejanas de la realidad; quinto, no se trata de cuidar la imagen sino de ser verdaderos. En el fondo, Jesús insiste, una vez más, en la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. El ejemplo de los que están «arriba» es la mejor lección para los que se encuentran «abajo».



Señor, haznos coherentes en nuestra vida. Y para ello, haznos fieles a nuestras creencias, a nuestros compromisos. ¡Cuántos escándalos se han producido a lo largo de la historia! ¡Cuántas infidelidades a nuestros compromisos!










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