II de Cuaresma
2° del salterio
Is 7,10.16-20/Sal
49 / Mt 23,1-12
Emeterio y
Celedonio;
Cunegunda de
Luxemburgo;
Katharine Drexel
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
La responsabilidad de los dirigentes religiosos
Mateo recopila una serie de dichos de Jesús, a propósito de las prácticas religiosas. Nos iluminan sobre puntos muy concretos, para que estemos atentos: primero, da un aviso a los dirigentes religiosos para que cuiden bien de su rebaño, sin imponerle cargas pesadas; segundo, la obligación de estar cerca de la gente, conociendo sus problemas, angustias y pesares; tercero, previene contras las apariencias, tantas veces lejanas de la realidad; quinto, no se trata de cuidar la imagen sino de ser verdaderos. En el fondo, Jesús insiste, una vez más, en la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. El ejemplo de los que están «arriba» es la mejor lección para los que se encuentran «abajo».
Señor, haznos coherentes en nuestra vida. Y para ello, haznos fieles a nuestras creencias, a nuestros compromisos. ¡Cuántos escándalos se han producido a lo largo de la historia! ¡Cuántas infidelidades a nuestros compromisos!
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