martes, 7 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 07/03/2017



II de Cuaresma
2° del salterio
Miq 7,14-15.18-20 /
Sal 102 / Lc 15,1-3.
11-32 (breve: Lc 15,
1-3. 11-24a)
Martes 07 Marzo






Stas. Perpetua y
Felicidad, c.
Revocato; Antonino;
Teresa Margarita
Redi; Bto. José Olallo

PALABRA:
Lucas 15,1-3,11-24a
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ese acoge a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: "Padre, dame la parte que me toca de la fortuna". El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de saciarse de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: "Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros". Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo". Pero el padre dijo a sus criados: "Sacad enseguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado"».


Señor, todos somos pródigos como el de la parábola, todos hemos dilapidado tu herencia, todos hemos escogido derroteros equivocados. Haz que nos levantemos de la miseria y volvamos a casa, a nuestra casa, a tu regazo, a tu corazón.










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