IV de Cuaresma
4° del salterio
Ez 47,1-9.12 /Sal
45 /In 5,1-3.5-16
Viernes 17 Marzo
S. Patricio, c.
Alejandro; Gabriel
Lallemant; Gertrudis
de Nivelles; Bto.
Juan Nepomuceno
Zegrí
Juan 5,1-3.5-16
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una piscina que llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, que aguardaban el movimiento del agua. Estaba también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice: «¿Quieres quedar sano?». El enfermo le contestó: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego yo, otro se me ha adelantado». Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y echa a andar». Y al momento el hombre quedó sano, tomó su camilla y echó a andar. Aquel día era sábado y los judíos dijeron al hombre que había quedado sano: «Hoy es sábado y no se puede llevar la camilla». Él les contestó: «El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar». Ellos le preguntaron: «¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a andar?». Pero el que había quedado sano no sabía quién era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: «Mira, has quedado sano, no peques más no sea que te ocurra algo peor». Se marchó aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado. Por eso los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en sábado.
Puedes agobiarte lo que quieras o puedes hacer lo que te dice Jesús: «<por qué os preocupáis? Mirad las aves del cielo que ni siembran ni siegan». Hacer lo que nos dice Jesús, imitar su forma de actuar y de caminar, ser de verdad discípulos suyos, que seguimos su voz y sus pasos.
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