sábado, 11 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 10/03/2017





III de Cuaresma
3° del salterio
Dan 3,25.34-43
/Sa124 /Mt
18,21-35
Viernes 10 Marzo




Macario de
Jerusalén; Juan
Ogilvie; Ma Eugenia
Milleret

PALABRA:
Mateo 18,21-35
En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el Reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus
hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo". El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: "Págame lo que me debes". El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: "Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré". Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: "¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?". Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».



«No hay humanismo en la tibieza», afirmaba Maritain. El verdadero humanismo es cálido y arriesgado. Ser humanista es tratar de ser humano, y ser humano es comprometerse. El verdadero humanismo no es una estética, es una militancia.

                       


viernes, 10 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 09/03/2017






III de Cuaresma
3ºdel salterio2Re 5,1-15a /Sa141 / Lc 4,24-30
Jueves 09 Marzo






Francisca
Romana, c.
Gregorio de Nisa; 
Paciano; Catalina de 
Bolonia

PALABRA
Lucas 4,24-30
En aquel tiempo, dijo Jesús al pueblo en la sinagoga de Nazaret: «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio». Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.



El corazón de Dios
Aparece en esta página del evangelio el peligro de los «nacionalismos» religiosos: Aquellos paisanos se ponen furiosos cuando Jesús les dice que una viuda de Sarepta y un leproso de Siria habían sido preferidos a todas las viudas y a todos los leprosos que había en Israel. Pero, ¿cómo es posible? Son ellos los que tienen exclusiva y el privilegio de Dios. Los «nacionalistas» no aceptan que los que ellos llaman «extranjeros» sean mejor considerados y tratados. Se produce, entonces, la división y el enfrentamiento. Y a punto están de despeñar a Jesús, arrojándolo fuera de la sinagoga. Jesús rechaza esa imagen de un Dios violento, de preferencias y de privilegios. Y nos ofrece el corazón universal de un Dios Padre que a todos recibe, acoge y cura.




Señor, estemos donde estemos, seamos quienes seamos, Tú nos recibes y nos acoges siempre, porque tu corazón de Padre no muestra preferencias por razón del lugar en que vivimos o de la raza a la que pertenecemos.                                                                                                                                                                                                                                             



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