domingo, 2 de abril de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 01/04/2017





2° del salterio
1s 50,4-9a / Sal 68 /
Mt 26,14-25
Sábado 01 Abril








Na Sra. de la
Caridad; Tomás de
Tolentino; Celso;

Hugo de Grenoble




PALABRA:

Mateo 26,14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: «¿Qué estáis dispuestos a darme, si os lo entrego?». Ellos se ajustaron con él en treinta monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para entregarlo. El primer día de los Ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?». Él contestó: «Id a la ciudad, a casa de Fulano, y decidle: "El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos"». Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y prepararon la Pascua. Al atardecer se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Ellos, consternados, se pusieron a preguntarle uno tras otro: «¿Soy yo acaso, Señor?». Él respondió: «El que ha mojado en la misma fuente que yo, ese me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido». Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: «¿Soy yo acaso, Maestro?». Él respondió: «Tú lo has dicho».


La traición y su mezquino precio
La figura de Judas simboliza el mundo de las traiciones y de las infidelidades: traiciones a la amistad y a la vida, a nuestras promesas y compromisos, a la palabra que hemos dado como señal de entrega. Judas ha ido almacenando un cúmulo de sentimientos malsanos en su corazón: el materialismo, la envidia, el agrado a los dirigentes. Judas se pone de acuerdo en el precio de la traición. ¡Cuánto duele la puñalada por la espalda, el engaño, la falta de sinceridad y de autenticidad! ¡Y qué precios tan ridículos suelen tener nuestras traiciones!

                        



sábado, 1 de abril de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 31/03/2017



2° del salterio
1s 49,1-6 / Sal 70/

.M13,21-33.36-38
Viernes 31 Marzo





Santos 
Balbina; Amós



PALABRA:
Juan 13,21-33,36-38
En aquel tiempo, Jesús, profundamente conmovido, dijo: «Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar». Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos el que Jesús tanto amaba, estaba reclinado a la mesa junto a su pecho. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién, es?». Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado». Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo: «Lo que tienes que hacer hazlo en seguida». Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche. Cuando salió, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir"». Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿adónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no me puedes acompañar ahora, me acompañarás más tarde». Pedro replicó: «Señor, ¿por qué no puedo acompañarte ahora? Daré mi vida por ti». Jesús le contestó: «¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces».



Amar, haciendo todo lo posible por el reino. Amar también y más aún, en la impotencia crucificada. Cuando se puede hacer algo, siempre se debe hacer y con urgencia. Cuando no se puede hacer nada, siempre se puede amar. Quien ama, en la impotencia, hace la eficacia de la cruz.




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