martes, 2 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 01/05/2016


Lunes 01 Mayo
IV de Pascua
4° del salterio
He 13,26-33/Sal 
2 /Jn 14,1-6 (o 
bien: Gén 1,26-2,3 
( o bien: Col 3,14- 
15.17,23-24.) /Sal 
89 / Mt 13,54-58)







S. José Obrero, m.l. 
Jeremías; Orencio y 
Paciencia; Peregrino



PALABRA:
Juan 14,7-14
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».


¡Qué despedida más hermosa!
¡Qué despedida más hermosa, más esperanzada! Jesús, sembrador de paz, en todo momento: «No pasa nada. No perdáis la calma». Los detalles de humanidad son entrañables. Pero una humanidad tan fundida con la fe religiosa y la esperanza del que está persuadido que las limitaciones de lo humano se verán trascendidas. «El camino soy Yo», dice el Señor. Y, por lo tanto, nuestra tarea es sencilla: identificarnos con Él, escuchar su palabra, hacer nuestras sus actitudes de cercanía a los demás, de sembrar el bien, de curar heridas... Unidos a Él, crucificados con Él, resucitaremos con Él.




«Señor, llévame contigo». Muchas veces te he dirigido esta sencilla plegaria, escuchando siempre el eco de tu voz que me susurra al oído: «ya estás en mi corazón, ábrete a mi gracia y a mis dones, derrama mi amor a tu alrededor, sobre todo, a los más pobres, a los más débiles».




lunes, 1 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 30/04/2017



Domingo 30 Abril
IV de Pascua
4a del salterio
He 13,13-25/Sal 88

/Jn 13,16-20








S. Pío V, m.I.
Amador, Pedro y
Luis; José Benito
Cottolengo; María
de la Encarnación

Guyart



PALABRA:

Juan 13,16-20
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado". Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado».



Descubrir a Dios en el prójimo
Jesús nos descubre el secreto: «el que recibe a mi enviado, me recibe a mí, y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado». Hay una pregunta punzante para estas palabras de Jesús: «¿Por qué, entonces, tratamos con más respeto "lo sagrado", que lo "profano"? ¿Por qué a muchas personas les preocupa más "lo sagrado" que lo "laico" o lo "civil"?». Deberíamos trasladar nuestro silencio, nuestro fervor, nuestro recogimiento y la devoción que sentimos y tenemos en el templo, en los lugares sagrados, hasta los hermanos más débiles, más frágiles, más necesitados. Ahí radicaba, por ejemplo, la clave de la caridad de Teresa de Calcuta: «En cada rostro humano percibo y contemplo el rostro de Jesús». En todo lo verdaderamente humano está Dios. Ojalá lleguemos y vivamos este hermoso descubrimiento.


Todos nosotros reconocemos en la Eucaristía la presencia real de Cristo. Desgraciadamente, no acostumbramos a creer en la presencia real del mismo Cristo, en la Iglesia, en sus miembros, sobre todo en los más pobres, en los miembros que sufren persecución y martirio, en las comunidades, en los más abandonados y solitarios. 
                  



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