Domingo 04 Junio
IX del TO.
1° del salterio
Tob 6,10-11; 7,1.9-
17; 8,4-9a /Sal 127
/ Mc 12,28b-34
Francisco Caracciolo;
Cornelio de Armagh;
Felipe Smaldone
Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo': No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo corno a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
No tengamos miedo a preguntar
Jesús admite mil preguntas y a todas va ofreciendo una repuesta de luz y de esperanza. Todos tenemos interrogantes ante cuestiones difíciles, ante situaciones que no entendemos. ¿Cómo hemos de organizar nuestra vida? ¿Cuál es la norma suprema de nuestra conducta? Probablemente, aquel letrado ha descubierto el contraste que puede darse en las observancias religiosas y el amor a Dios y al prójimo. Por eso, Jesús le responde con claridad: el centro de la vida es Dios, vinculado al ser humano, de tal forma que lo uno es inseparable de lo otro. La religión no puede desembocar en agresiones contra el prójimo. Ha de brillar en nuestro corazón el amor a Dios y a nuestros hermanos. No hemos de tener miedo a las preguntas, porque nos harán salir de dudas y nos ofrecerán las mejores soluciones.