domingo, 4 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMNGO 04/06/2017




Domingo 04  Junio
IX del TO.
1° del salterio 
Tob 6,10-11; 7,1.9-
17; 8,4-9a /Sal 127
/ Mc 12,28b-34





Francisco Caracciolo;
Cornelio de Armagh;
Felipe Smaldone

PALABRA:
Marcos 12,28b-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?».Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser". El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo': No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo corno a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


No tengamos miedo a preguntar
Jesús admite mil preguntas y a todas va ofreciendo una repuesta de luz y de esperanza. Todos tenemos interrogantes ante cuestiones difíciles, ante situaciones que no entendemos. ¿Cómo hemos de organizar nuestra vida? ¿Cuál es la norma suprema de nuestra conducta? Probablemente, aquel letrado ha descubierto el contraste que puede darse en las observancias religiosas y el amor a Dios y al prójimo. Por eso, Jesús le responde con claridad: el centro de la vida es Dios, vinculado al ser humano, de tal forma que lo uno es inseparable de lo otro. La religión no puede desembocar en agresiones contra el prójimo. Ha de brillar en nuestro corazón el amor a Dios y a nuestros hermanos. No hemos de tener miedo a las preguntas, porque nos harán salir de dudas y nos ofrecerán las mejores soluciones.


Seños, ¡cuantos interrogantes a lo largo de nuestra vida! Respóndenos Tú, para que podamos caminar alegres y confiados. Tú tienes palabras de vida eterna.







CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 03/06/2017



Sábado 03 Junio
IX del T.O.
1º del salterio
Tob 3,7-71a.76-17a
/Sal 24 / Mc
12,18-27







San Carlos Luanga
y comp., m.o. 
Clotilde; Juan 
Grande; Bto.
Francisco Díaz

PALABRA
Marcos 12,18-27 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos de los que dicen que no hay resurrección, y le pregun taron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: "Si a uno s le muere su hermano, dejando mujer, pero no hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano".
Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y vuelvan a la vida, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella». Jesús les respondió: «Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios. Cuando resuciten, ni los hombres ni las mujeres se casarán; serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: "Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».

Un Dios de vivos
Los saduceos plantean a Jesús el tema de la muerte y de la otra vida contemplada desde, el ángulo de lo que puede ocurrir con los que se casaron varias veces. Y Jesús arroja un manantial de luz sobre esa «otra vida» y nos ofrece el rostro dé un «Dios de vivos», con otros planteamientos. Vivir es aprender a abrirse al misterio, del que la muerte hace como de centinela. El misterio tiene el rostro amoroso del Padre. Si se mira la muerte pensando que se está caminando hacia la casa del Padre, que está dispuesto a perdonar y a acoger, entonces ya no se tiene miedo. Creer es aferrarse totalmente a Jesús, dejarse llevar por  É1 hacia la meta, sin pretender entenderlo todo mientras se va de camino: basta entender que, con Él, se sabe adónde se va y se está seguro de llegar. Así de fácil, a pesar de nuestros interrogantes.



La eternidad ya está aquí, en la experiencia del acontecimiento pascual de quien, día tras día, cree y espera, sufre y ama con Jesús.




                 




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