jueves, 29 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 28/06/2017



Miércoles 28 Junio
lº del salterio
Sab 1,13-15;
2,23-24 / Sal 29 /
2Cor 8,7.9.13-15 /
Mc 5,21-43 (breve:
5,21-24.35-43)



Ireneo de Lyon;
Paulo I; Rais;
Benigno

Sabiduría 1,13-15; 2,23-24
Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera; las criaturas del mundo son saludables: no hay en ellas veneno de muerte, ni el abismo impera en la tierra. Porque la justicia es inmortal. Dios creó al hombre para la inmortalidad y lo hizo a imagen de su propio ser; pero la muerte entró en el mundo por la envidia 41 diablo, y los de su partido' pasarán por ella.



Salmo 29
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.




2Corintios 8,7-9,13-15
Hermanos: Ya que sobresalís en todo: en la fe, en la palabra, en el conocimiento, en el empeño y en el cariño que nos tenéis, distinguíos también ahora por vuestra generosidad. Porque ya sabéis lo generoso que fue nuestro Señor Jesucristo: siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza. Pues no se trata de aliviar a otros, pasando vosotros estrecheces; se trata de igualar. En el momento actual, vuestra abundancia remedia la falta que ellos tienen; y un día, la abundancia de ellos remediará vuestra falta; así habrá igualdad. Es lo que dice la Escritura: «Al que recogía mucho no le sobraba; y al que recogía poco no le faltaba».

Marcos 5,21-24.35-49
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: «Mi niña está en las última ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva». Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle: «Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?». Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga: «No temas; basta que tengas fe». No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegaron a casa del jefe de la sinagoga y encontró el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos. Entró y les dijo: «¿Qué estrépito y qué lloros son estos? La niña no está muerta, está dormida». Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»). La niña se puso en pie inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y se quedaron viendo visiones. Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña. 

Jesús, con los más débiles 
Jesús devuelve la vida a la hija del jefe de la sinagoga. Jesús está siempre de parte de los más débiles, En la reanimación de la hija de Jairo nos enseña bellísimos mensajes: primero, Jesús coge con sus manos las manos de la niña; segundo, Jesús toca y sana; tercero, transmite el calor de Dios, el aliento de vida. Las manos que matan no tienen derecho a llamarse manos cristianas; no son prolongación de las manos de Jesús. «Cristiano es el que da la mano, el' que la tiende a todos como símbolo de abrazo fraterno, de unidad, de comunión». 



Comer hoy, Señor, es andar a tientas, tanto de día como de noche, entre sombras y luces, Bullicios y silencios... Y alegrarse de estar aquí, así, a tientas. 









              





miércoles, 28 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 27/06/2017





Martes 27 Junio
XII del T.O.
4° del salterio
Gén 18,1-15/Sal
Lo 1,46-55 / Mt
8,5-17






S. Cirilo de
Alejandría, m.l
Na Sra. del Perpetuo
Socorro; Arialdo;

Ladislao



PALABRA:
Mateo 8,5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y ' va; al otro: "Ven'; y viene; a mi criado: "Haz esto'; y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído». Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».



La fe de aquel centurión
Impresionante la fe de aquel centurión, extranjero, militar de graduación, de las tropas de ocupación. Impresionante la humanidad y la cercanía de Jesús: primero, quiere ir a su casa, en un hermoso gesto de cercanía y de amistad; segundo, le concede lo que le pide; tercero, lo elogia hasta decir que tiene más fe que cualquier judío.' El centurión nos muestra una fe sin límites en Jesús. Es la fe-confianza que se derrama en latidos de adhesión a la palabra. ¡Cómo nos enseña este hombre a vivir nuestra fe! Poco importa lo que seamos, los cargos que ostentemos, ya que lo que nos acerca de verdad al Señor es nuestra confianza•en su palabra, nuestra sencillez y nuestra humildad. Jesús percibe el afecto de aquel hombre por su criado y le corresponde con la misma moneda.                                                                                                                                         
                                     




cultivarseescrecer Chanel