miércoles, 12 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 11/07/2017




Martes 11 Julio
Oficio de la t
Prov 2,1-9 /Sal 33 /
Mt 19,27-29







S. Benito, f.
Pío I; Abundio; Olga;
Sabino; Jenaro

PALABRA:
Mateo 19,27-29
En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna».


La gran apuesta
Esta será siempre la gran apuesta: «Nosotros, Señor, lo hemos dejado todo y te hemos seguido». O con otras palabras: «Señor, nosotros queremos seguirte, porque en Ti ponemos nuestra vida y confiamos plenamente en tu palabra». Unas líneas antes, hemos visto cómo el joven rico se aleja de Jesús y no acepta su invitación a seguirle, y hemos escuchado la dificultad de los que tienen riquezas para seguir a Jesús. El problema no es tener sino saber compartir. La clave está en la opción, en la gran apuesta, en la entrega «a qué y a quién». Jesús promete a sus discípulos que todos aquellos • que opten por Él, con Él estarán en su Reino. Como el buen ladrón escucha de labios de Jesús: «Hoy estarás conmigo en el paraíso».





Dios está enfermo de amor por ti, está siempre de rodillas suplicándote: ¿me quieres? ¿Que no te atreves a pensarlo? ¿Que es demasiado? Pues, abre el Evangelio o mírale hecho pan de vida en el Sagrario.





        





martes, 11 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 10/07/2017


Lunes 10 Julio
XIV del TO.
2° del salterio
Gén 46,1-728-30
/Sal 36 / Mt
10,16-23




N' Sra. de Atocha;
Cristóbal; Carmelo
Bolta y Francisco
Pinazo; Bto. Ascanio 
Nicanor

PALABRA:
Mateo 10,16-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Mirad que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Pero no os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes, por mi causa; así daréis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os arresten, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en su momento se os sugerirá lo que tenéis que decir; no seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. Los hermanos entregarán a sus hermanos para que los maten, los padres a los hijos; se rebelarán los hijos contra sus padres, y los matarán. Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra. Porque os aseguro que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».

El que reza no está solo
El realismo de las palabras de Cristo no ha de infundirnos alarma sino esperanza. Nos previene de lo que puede desencadenar la vivencia de su Evangelio, la coherencia de vida, la realización del proyecto divino sobre la tierra. Los valores que proclama y vive un creyente cristiano chocarán de plano con los intereses de los poderosos, incluso con los intereses familiares. ¿Cuál es nuestra arma secreta? Que no estamos solos, —«el que reza no está solo», nos decía Benedicto XVI—, que caminamos de la mano del Señor y que será el Espíritu nuestro Abogado defensor en los momentos más delicados, difíciles y dramáticos de nuestra vida. Él pondrá en nuestros labios lo que hemos de decir. Se impone, por tanto, una conexión constante, a través de la oración, con el Señor. Lo que sí hemos de examinar con realismo es la causa de la persecución: si el evangelio o nuestro mal proceder con los hermanos.


Señor, en los momentos difíciles, quiero sentirte a mi lado. En la angustia, quiero sentir tu mano que me protege; tus palabras, que me iluminan; tu gracia, que me sostiene. ¡No me dejes solo, Señor, que me perdería!










cultivarseescrecer Chanel