lunes, 17 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 16/07/2017

Domingo 16 Julio
XV del TO.
3a del salterio
Éx 3,13-20 /Sal 104
/ Mt 11,28-30 (o
bien: Zac 2,4-17 /
Salle 1,46-55 / Mt
12,46-50)




Na Sra. del
Carmen, m.o.
Mª Magdalena
Postel;

PALABRA:
Mateo 11,28-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».




Tódos necesitamos descanso
¡Con qué fuerza y, a la par, con qué serenidad resuenan las palabras de Cristo en el corazón! «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados...». Hay tres cansancios en nuestras vidas que hemos de aliviar: primero, el cansancio físico, para reparar nuestras fuerzas; segundo, el cansancio psíquico, el de los grandes interrogantes, el de las dudas, el que afecta a las. paredes del alma, el de las oscuridades más profundas; tercero, el cansancio religioso, que el papa Pío XII, hace tantos años, señalaba y calificaba como «el cansancio de los buenos». Los denominados como «buenos» también se cansan. Y en muchos tramos del camino nos entran ganas de arrojar la toalla, de apartarnos de las filas, de emprender una vida distinta, por nuestra cuenta. Jesús nos invita a descansar en su corazón, junto a Él, escuchando sus palabras de vida eterna.


Señora y Madre nuestra, Virgen del Carmen, defiéndenos contra las tempestades, a los que navegamos por los procelosos mares de la historia. Sé tú nuestro faro que alumbra en las noches oscuras y que nos sostiene en medio de los grandes temporales. Sé nuestra Estrella de la mañana.


        






domingo, 16 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 15/07/2017




Sábado 15 Julio
XV del T.O.
3a del salterio
Éx 3,1-6.9-12 /Sal
102 / Mt 11,25-27







S. Buenaventura, 
m.o.
José de Tesalónica; 
Angelina de 
Montegiove; 
Deusdedit; Vladimir°



PALABRA:
Mateo 11,25-27
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».


La gente sencilla
La dialéctica de los «sabios» parece que choca con la de los «sencillos». El camino del «saber» frente al camino del «ser». Pero, ¿quiénes son los sencillos? Su sentido etimológico nos dirá que son los «niños», los «lactantes», y en sentido más amplio «los incultos», «los ignorantes», todos aquellos que probablemente no saben de las altas tecnologías de la ciencia, ni de sus leyes, pero, en cambio, conocen los secretos de la vida normal, las maravillas de la naturaleza, el color de los paisajes. La gente sencilla se conforma con poco y saborea lo que tiene. Los sencillos poseen siempre la gran virtud de descubrir antes lo maravilloso y quedar fascinados por su belleza o su grandeza, como les ocurre a los niños. Los sencillos admiten el misterio como un regalo.
Señor, que el saber aumente nuestro creer en Ti, en tus maravillas, que descubrimos




a cada paso, en la familia, en la calle, en el campo, en la ciudad, en los pueblos, en los pequeños escenarios que nos han tocado vivir y que nosotros quisiéramos convertir en manantiales de agua viva, junto a Ti.








              






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