sábado, 29 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 28/07/2017


Viernes 28 Julio
XVII del T.O.
1 a del salterio
Éx 33,7-11; 34,56.-
9.28 / Sa1102 / Mt
13,36-43






Pedro Poveda;
Catalina Tomás;
Inocencio I; Víctor 1;
Nazario y Celso; Bto.
David Carlos

PALABRA:
Mateo 13,36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle: «Acláranos la parábola de la cizaña en el campo». Él les contestó: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán de su reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».


Dios tiene la última palabra
La cizaña aparecerá siempre en la besana de la historia. Junto al trigo, la mala hierba. Los «obreros del Señor» quieren siempre arrancarla, como primera medida. Jesús no lo quiere así: nadie está capacitado para enjuiciar, para decirnos cuál es la hierba buena y la hierba mala. Jesús extiende así un manto infinito de comprensión sobre toda la humanidad. «Si supiéramo la última verdad de las cosas tendríamos compasión hasta de las estrellas». Es cierto. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar, salvar o condenar, bendecir o mald,eír? Jesús deja ese último juicio a Dios, que tiene la última palabra de fa historia. Nos previene el Señor contra el pecado de intolerancia: «destruir lo que no va con nosotros, eliminar al adversario». Jesús es la comprensión infinita, la oportunidad permanente de salvación.


Señor, haz que ocupemos nuestro puesto, cumplamos nuestra misión, caminemos por tus senderos, sin apropiarnos de tus juicios. ¡Cuántas veces condenamos, amparándonos en nuestros puntos de vista! ¡Cuántas veces juzgamos por las apariencias! ¡Y cuántas veces nos equivocamos, Señor! 






viernes, 28 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 27/07/2017





Jueves 27 Julio
XVII del TO.
lº del salterio
Éx 32,15-24.30-34 
/Sal 105 /Mt 
13,31-35






Aurelio de Córdoba 
y comp.; Cucufate; 
Clemente de 
Ochrida; Pantaleón


PALABRA:
Mateo 13, 33-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: «El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más altá que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas». Les dijo otra parábola: «El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente».
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no
les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi
boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación
del mundo».


Pequeñas parábolas, grandes mensajes
Pequeñas parábolas, grandes mensajes. Nos hemos detenido muchas veces en este pasaje del evangelio: un grano de mostaza, algo insignificante; un poco de levadura, no más. Y basta. El reino de Dios, mientras estemos en este mundo, será una cosa insignificante. Y precisamente lo pequeño e insignificante es lo que produce plenitud. No acabamos de aceptar nuestra pequeñez:nuestra insignificancia, que, cuando acoge a Dios, escucha su Palabra y recibe sus dones, entonces se transforma por completo. Lo proclamaba aquel cursillista de Cristiandad, que había descubierto a Jesús y se había entregado a Él con ilusión: «Cristo y yo, mayoría absoluta».



Señor, desde mi pequeñez, quiero abrirme a la semilla de tu Palabra con el propósito de cultivarla, regarla y estar pendiente siempre de las dificultades y avatares que vayan surgiendo. También quiero ser levadura en la sociedad de mi tiempo, amasar afanes, fermentar proyectos y cocerlos durante todo el tiempo que haga falta.






                
















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