Martes 15 Agosto
Oficio de la s.
Ap 11,19a;
12,1.3-6a.10ab /Sal
44/ 1Cor 15,20-27/
Lc 1,39-56
Asunción de la
Virgen María , s.
Na Sra. de los Reyes;
del Olvido; del
Alba; de la Paloma;
Tarsicio
Lucas 1,39-56
En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como lo había prometido a nuestros padres— en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.
«También nosotros estaremos junto a Jesús...»
En el corazón del mes de agosto, los cristianos de Oriente y Occidente celebramos conjuntamente la fiesta de la Asunción de María Santísima a los cielos. En Oriente se le llama todavía hoy «Dormición de la Virgen». La fiesta de la Asunción es un gran misterio, pero es, sobre todo, un misterio de esperanza y de alegría para todos. Como bien proclamó Benedictó XVI: «En María, vemos la meta hacia la cual caminan todos los que saben unir su propia vida a la de Jesús, que lo saben seguir como hizo María. Esta fiesta, por consiguiente, habla de nuestro futuro, nos dice que también nosotros estaremos junto a Jesús en la alegría de Dios y nos invita a tener valentía, a creer que el poder de la resurrección de Cristo puede obrar también en nosotros y hacernos hombres y mujeres que cada día tratan de vivir como resucitados».